Hoy no rompi nada.
Tampoco me lastimó.
Panceces, eso come los suecos.
Pero antes hay que comer la sopa. La verdad es que todos quieren los panceces.
Quieren saltar la sopa y ir dirrectamente a lo más rico.
Nadie se anima de decirlo nomás. Yo tampoco.
Pero es así, es un facto.
Johanna vine a casa con tres kilos de chocolate.
Un regalo de su trabajo. Sería lindo tener una lluvia de chocolate, desde el balcon.
Que alegría. Chocolate para todos.
Para la dama azul.
La vecina con los anitojos lilas.
Para el boracho que está caido en el banco.
El perro que está ganchado al arbol, esperando a su papi.
Los arabes que están discutiendo arriba un café.
Elliott hizo piss justo afuera una peluquería.
Y yo decia; vamoss elliott rápido. Lo vi todo como en una película.
Elliott tiene miedo a los hombres y yo a la pareja que trabaja en el negocio donde venden cosas para computadoras.
Son mequanisadas. Se entiende eso?
Gracias a la kanela.
Ultimamente pongo kanela en todo.
Y comimos los tacos más chiquitos en todo el mundo.
Fuimos a un bar para navigeros, shana, oskar y yo.
Que lugar más lindo y feo en el mismo tiempo.
Está noche sentí que volia con mi bici.
Karin, cada vez escribis peor y mas lindo al mismo tiempo
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