Las Palabras

La primera semana de Febrero, fuí con mi amiga Lucila a la costa de Uruguay.
Elegímos ir a un lugar que se llama Valizas y que queda unos 300 kilómetros de Montevideo.
Llegamos un martes por la tarde y allí nos quedamos seis días, para después ir aun un poquito más al norte, a un lugar que se llama Santa Teresa, antes de volver para Montevideo y Buenos Aires.
En el viaje tomé notas, palabras sueltas, que me parecía importante o que no me quería olvídar.
Pensaba escribirlas aqui.

José Luís estaba en el primer Camping que se llamaba Lucky Valizas.
La segunda noche nos quedamos cerca el fogón y hablamos de Argentina y el resultaba ser la persona que regalaba bonbones de Brazil.
En ese mismo camping y en esa misma noche también estaba Simon el inglés.
Que aparte de haber tomado muchos pilsens, había viajado un montón con su moto por America Sur.
Parecía todo muy romantico, pero la verdad que depués se puso medio pesado y por suerte se fué a dormir.

Romina de Córdoba la conocimos en el segundo camping que no era tan lindo que la primera.
Se sentó a tomar Terere con nosotras y los tres días que siguentes quedamos como tres mellisas, o trillisas?
Con ella caminamos a Cabo de Polonio. Un lugar muy hermoso con un faro, y dónde no hay electricidad. Muy particular con casitas, o ranchos mejor dicho.
Me quedé con ganas de ir en Abril o Mayo, cuandó todo ya se han ido.
Para ir y volver del lugar (si no vas caminando por la playa) tenés que tomar un camión medio safari/aventurero que te lleva por las dunas, la playa y el bosque.
Eso estuvo muy divertido. Vimos delfines, o por lo menos parecía delfines.

Una noche fuimos a ver el sol ponerse del otro lado del mar.
Sacamos fotos, hablamos de cosas por ahí no tan importante y había chicos jugando batalla.
Uno de ellos dijo; yo soy Artigas.

El sol estaba hermosa en las caras de Lucila y Romina.

El domingo tomamos el micro a Santa Teresa. En el viaje pasamos por un pueblito que se llama Castillos que a nosotras nos pareció muy simpáico, pero hablando con Camilo y Miguel, nos enteramos que es el pueblo dónde hay mas suicidios en el país.
En el viaje también pasamos por Punta del Diablo,que parece que se puso muy en fashion.
Santa Teresa, resulta ser un lugar de los militares, un parque nacionál de ellos y que lo convertieron en un camping gigante.
En la entrada tenés que registrarte y pagar, y después te lleva una combi o uno de esos autos safaris tambien al lugar que queda unos 6 kilómetros hacía el mar.
Es un lugar muy lindo, con mucho bosque y una playa hermosa.
Nos encantó y allí fué que sacamos un montón de fotos.

Lunes volvíamos a Montevideo.
Pasamos por otro pueblito que se llama Pan de azúcar, cómo yo debería vivir allí!
En el Terminal nos vino a buscar Camilo que es un amigo de Lucila y de muchas otras personas.
Tomamos el 526 que nos llevó a su barrio que se llama Sayago.
Nos encontramos con Ana Clara que toca la flauta en Julio & Agosto y su amiga Luli que también se hospedaban en la casa de Camilo y que también el día siguente se iban a la costa.
Compramos pilsens en un almacén muy de barrio con un gatito muy lindo y pasamos por un bar muy montevidenio.

En su casa, Luli nos hizo pizza con zapallo en la masa.
Y vino Miguel el amigo de Camilo.
De golpe estabamos abriedo nuestros corazones.
Porque ella recién se puso de novia, porque la otra no se deja y siempre pone una barrera, porque el dice que el amor que ellos tienen es como un pancito que leuda, porque la novia del otro recíen ahora lo deja que le llame novia y en lo mío, el error fué en lo mal que el lo administró toda la situación.
Estuvo muy lindo hablar de amores en un colchón en el piso con pizza y pilsen en la pansa.

La maniana siguente Camilo y Miguel nos llevó al Barrio Peniarol, que queda por ahí cerca y que aparte de ser un club de futbol, tambien es un Barrio de los trenes y de los ingleses.
Fué un tour muy lindo y intresante.
También fuimos a la mejor panadería de Montevideo (supuestamente) dónde compramos un montón de pancitos y facturas que comíamos en la casa de Miguel, antes de partire para el centro para pasear las últimas horas antes de volver a casa.

Les contaría más del viaje, de Valizas, de Lucila, de los perritos y la caca que pisé, del clown del camping y su hijita, de la cocina, de las latas de atún, del viento y de los argentinos, del camino, el fernet que nos regalaron, del tuti fruti, de Montevideo, de los hippies y la convivencia, del vendedor de tortas fritas, del mar, la playa, los colombianos y otras cosas más.

Pero me parece que ya se cansaron.
Y por ahí les puedo contar por partes en otros momentos.