Sigo gozando en sus palabras lindas.
Disfruto de dormir noches enteras abajo frasada de pluma que me da el calor justo.
O casí enteras.
En la mañana ya no es tan fresco y volvió a salir el sol.
Pero antes que me lo había dicho el. Y sigue allí. Dandome calor en cachetes.
Yo hize batatas con una vieja de Woody Allen.
También volvió la Barbara. A seguir practicando ese sueco que ella tiene allí adentro.
Ella fué para alla, y dice que le gustó muchísimo a mi Malmö. A mi me dió piel de gallina escuchar ella hablar de esa plaza, esa playa y esas calles.
Después me preguntaba porqué somo así. Los suecos.
Porque ella quería hablar y que ellos no tanto.
No sabía que responderla.
Yo tampoco sé porqué somo así.
Pienso igual que no todos cierran las puertas. Muchos los abren.
Mi familia abren miles de puertas.
Ella tendría que haber ido a la casa de todos ellos.
Podría haber seguido hablando con ella toda la noche sobre porqué somo así y los otros asá.
Pero nececitaban la sala y afuera hacia frío.
Después caminé y todos me dieron el paso. Como gentlemens de los años 40.
Hoy fuí con Agus a buscar una rusa y su cuadro. En flores. Que parecía lejísimos.
Lo pusimos en la iglesia y quedó lindo.
Ella contaba un poquito su historia con su acento ruso y yo me preguntaba si también tengo un acento. Pero sueco.
Contó que su primer marido era chino, y decía que nunca puede funcionar una pareja de distintos países. Demasiado choque cultural.
Yo no creo en eso.
Rauni vino en pollera, pero con una expreción seria en su cara igual.
Ella prende velas por su amiga.
Después colocamos cuadros. Decoramos y hacemos bollos de canela.
Esta noche expone Colombia. Yo quiero llevar flores.
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