Tuesday, 27 September 2011
En un club de progreso
Se llama cocktail y yo me pregunto de dónde habrá salido ese nombre.
Es atardecer y la ciudad está un poquito en rosa y es suave.
El club de progreso queda en sarmiento, micro centro.
Miles de veces he pasado por la puerta, pero nunca entrado.
Esta vez si, y es muy lindo.
Es película un poquito de los cuarenta y un otro poquito medianoche en parís.
Está mi clan de suecas y la linda Lucila.
Hay madera oscura, gente que se supone es "importante" y mosas muy simpáticas.
Lucila reconoze caras que reconozen a ella pero con caras de que no se acuerdan de donde. Está en sus lenguas y en la puntita del dedo. Ay, de donde donde.
Es un poquito un poder y un juego.
Hay picadas en abundancias. Jamones y quesos, panes caseros y vinos.
Hay un jardín bajo cielo y sofás donde acomodarse y disfrutar de.
Noche de primavera, companía de Lu, hay gatos con caras de locos sueltos y murmullo de gente. Está el chefe y el director finlandés. Y pino. El solanas.
Aplausos por festival de cine escandinava.
Nosotras volvamos un rato más a járdin, vino y picada y a una leve discusión con fanáticos de suecia.
Yo miro más que escucho está vez.
Cuatro besos y salir del mundo fantasioso hermoso a la realidad casí igual.
Un 29 y una boca con sabor a madera.
Buenas noches
Paradas
En la calle hay inspiración.
La mujer de 60 y algo con rulos grises, ojos tristes y una valija grande.
Esperando alguien o un algo sobre la vereda de independecia. Ella es para cuento.
De ellas hay pocas.
También vi una maquina de juego, pero de esas medio ochentosas, en el medio de la calle, rota.
Y el señor que parece mujer y lleva a pasear a su perro chiquito.
Con el calor y arboles poniendose verde, se ve más cosas.
Ella quiere que yo cuento de fin de semana. Como mi resumen.
Yo de eso ya había escrito, pero se borró y las palabrotas se volvieron palabritas mini y se desolvieron en el infinito.
Reconstrución no va.
Tengo la sensación de haber ido de vacaciones y después haber vuelto, con más color y brillo, pero con un poquito menos energía. Por ahí.
Fueron días de techos, entre arboles y en sol. De estar protegida en burbujas.
Leer ese libro que me afecta más de lo que creo. Como esas palabras.
Quedarme dormida contra pared caliente y mequillas casí ardientes.
Escuchar las sábanas secarse en aire debe ser uno de los sonidos de ambiente más placenteros.
Y las visitas.
La Virginia que no la había visto desde Suecia.
Es verdad que tiene sonrisa grande, pero eso es un plus que hay que apreciar.
No todos saben reirse.
Me trajo un poquito de Suecia en sábado por la tarde y eso es un apreciar.
Como el disco que me dejó tomar prestado. La de Piaf.
A la noche, el living se llenó en francés y volvió Lars y contó aventuras mientras cebaba fernets.
El domingo disfrutamos ultimo mañana de buenos aires allí arriba también.
Con café en las tazas rojas y hablando de ideas de negocios.
Tampoco hay muchos como el. El plus es que lo llegué a conocer yo.
Le auydé a llevar valijas hasta parada de 152. Un beso y se va. Se fué.
A la tarde llegaron las chichies. Hubo sandwiches, jugos y cervezas.
Un San Nicolás y como 350 fotos. No pude elegír y puse casí todas.
Cuando la tarde se pone noche, sale mate y facturas.
Resulta ser otra noche hermosa de esas.
Sin viento y sin fríos.
Hay una manta roja, dos velas y muchas caras bonitas en mi alrededor.
Yo las aprecio.
El lunes arranco en bicicleta, con cara un poquito menos pálida y tres sonrisas.
Una atrás oreja, una en frente y la tercera en boca.
Bienvenido Martes.
La mujer de 60 y algo con rulos grises, ojos tristes y una valija grande.
Esperando alguien o un algo sobre la vereda de independecia. Ella es para cuento.
De ellas hay pocas.
También vi una maquina de juego, pero de esas medio ochentosas, en el medio de la calle, rota.
Y el señor que parece mujer y lleva a pasear a su perro chiquito.
Con el calor y arboles poniendose verde, se ve más cosas.
Ella quiere que yo cuento de fin de semana. Como mi resumen.
Yo de eso ya había escrito, pero se borró y las palabrotas se volvieron palabritas mini y se desolvieron en el infinito.
Reconstrución no va.
Tengo la sensación de haber ido de vacaciones y después haber vuelto, con más color y brillo, pero con un poquito menos energía. Por ahí.
Fueron días de techos, entre arboles y en sol. De estar protegida en burbujas.
Leer ese libro que me afecta más de lo que creo. Como esas palabras.
Quedarme dormida contra pared caliente y mequillas casí ardientes.
Escuchar las sábanas secarse en aire debe ser uno de los sonidos de ambiente más placenteros.
Y las visitas.
La Virginia que no la había visto desde Suecia.
Es verdad que tiene sonrisa grande, pero eso es un plus que hay que apreciar.
No todos saben reirse.
Me trajo un poquito de Suecia en sábado por la tarde y eso es un apreciar.
Como el disco que me dejó tomar prestado. La de Piaf.
A la noche, el living se llenó en francés y volvió Lars y contó aventuras mientras cebaba fernets.
El domingo disfrutamos ultimo mañana de buenos aires allí arriba también.
Con café en las tazas rojas y hablando de ideas de negocios.
Tampoco hay muchos como el. El plus es que lo llegué a conocer yo.
Le auydé a llevar valijas hasta parada de 152. Un beso y se va. Se fué.
A la tarde llegaron las chichies. Hubo sandwiches, jugos y cervezas.
Un San Nicolás y como 350 fotos. No pude elegír y puse casí todas.
Cuando la tarde se pone noche, sale mate y facturas.
Resulta ser otra noche hermosa de esas.
Sin viento y sin fríos.
Hay una manta roja, dos velas y muchas caras bonitas en mi alrededor.
Yo las aprecio.
El lunes arranco en bicicleta, con cara un poquito menos pálida y tres sonrisas.
Una atrás oreja, una en frente y la tercera en boca.
Bienvenido Martes.
Sunday, 25 September 2011
Saturday, 24 September 2011
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