Es un poquito un bollo en la cabeza.
Son demasiado papeles y yo los voy mezclando. No se cuál va donde.
Y los días de el fin de semana acaban demasiado rápido.
No llego a hacer orden allí arriba. Y como lo nececita.
Olvido mi camera en lo de Anne y su fiesta de sombreros.
Es sensación de estar con que me falta algo.
Llaves, plata, celular y camera. Check.
Viernes por la tarde y me pasa a buscar Agustin para que vayamos a comer bondiola en el sol en la costanera sur. Es un lujo entre hombres de oficina, chicas extranjeras y palomas quierendo robar lo que puedan. Después hay foto con Pablo que nos cae muy bien. Es tímido y da vueltas de las cosas que quiere explicar. Como miles de vueltas. Pero le tenemos cariño.
Igual las chicas están en otra.
Porque es viernes, porque la semana fué rara, porque hay algo de cambios sentimentales y porque hacía días que no veía a mi fletera.
Nos quedamos en la ribera, Mar y Sol, Mar y Ù y yo.
Yo podría ser Mar y Cielo.
Hablamos de cosas importantísimos y nos ponemos al día. Con lo tuyo y lo mío.
Después va cada uno a su mundo diferente, pero todos abajo la misma luna que fué la que me hizo cambiar la dirección de la noche.
El sábado fuí a la feria con Eva.
Ella viene de la misma ciudad que yo, entonces hablamos igual.
Con mimso dialecto y si ella habla de tal calle o plaza, yo sé exactamente cuál es.
Y eso da calor.
El sábado también estaba caluroso.
Hicimos buenos negocios y fuimos para el cine debate a tomar una cerveza fría que tanto las nececitábamos.
Más tarde la acompañe para que tome el colectivo que le llevara a su casa lejos y en el mismo bajó Erik, el sueco.
Subimos a un taxi, con botellas haciendo klir klir y un sombrero. El sueco fué flojo.
En lo de Anne esperaba otros gorros y una puerta abierta del balcón de un piso 9 y un viento hermoso que entraba por ahí.
Y la vista. Había tacos deliciosos y esa chica que no me acuerdo el nombre.
Pero que me cae muy bien. Ella vive en San Telmo y tiene un perro y dos gatos.
Y por esa razón me gustaría visitarla en su casa. Porque siento que no es tan común. Ella.
La noche sigue elevada en pisos altos un rato hasta llegar a planta baja que también tiene sus encantos sin saberlo.
Domingo y se supone que es el día de las madres.
Por eso hay cola para comprar flores, cola para comer y cola para pasear.
En una terazza en la boca, el asunto está más tranquilo.
Porque no hay madres para festejar.
Lo que hay es carne para comer, un vino fino para tomar y palabras para intercambiar.
El aire está como preparandose para una tormenta y hay cenizas.
Agrega un clima buenísimo. Y es delicioso.
Después andamos en bicicleta hasta palermo. Lo compartimos en silencios.
No hace falta decir mucho. Es bicicleta.
Y en una hamaca para niños en un parque para perros pienso que raro que estoy aqui.
Entre palmeras y edificios altos, lo más lejos de lo nórdico que puedas llegar.
Hamacandome veo perros conociendose, una pareja terminando de ser una pareja y el cielo lleno de cenizas.
Pero es lindo así. Es lindo estar aquí. Ahora.
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