Monday, 3 October 2011

Part one







El viaje al sur por partes en partes.
Porque es un poquito tarde y porque el vecino no parece estar de buen humór.
Fué viaje de relámpago. Fué más rodar que estar quieta. Pero por adentro si.
Muy quieta y bastante en paz.
Sin pensar en no pasar por ventanas sin luz que no queremos ver.
Sin humo de tabaco que tan mal nos hace.
Vi la ceniza. La ceniza de verdad. No la que vistes en imágenes en Clarín o que leiste en un mail.
Esta fué la ceniza que parece nieve y que entra por tus ojos y tu nariz.
Y deja piedritas chiquitas en tu cabeza y en tu pelo.
Yo llego a un Bariloche dónde no me acompaña mi papá. Es sensación un poquito rara.
Porque es su Bariloche de una manera.
Si parece la tía. Me acompaña pequeño rato. Hasta tomar un otro micro que me lleve más profundo. Hasta el bolsón.
Pasamos casas en medio de nada.
Gente subiendo, bajando. Como si veraderamente fuese un 152.
En un otro lugar.
Donde se ve humo salir de hogares y se unen en ese cielo helado.
Es lindo así. Un calor 24 horas después.
En el terminal que casi no existe espera esos ojos marrónes que rompe corazones.
Está la oficina de Cristian y después hay pizza y cerveza artesanal.
Hay mucho sueño y un cuerpo que sige en esa emoción rotación.
Tarde llegamos al hostel del sueño. Allí arriba.
Donde casí casí llegan nubes voladoras y se siente la luna cerca.
Allí hay paz y tranquilidad. Hay una cama perfecta y almhuada suave.
Duscha caliente y cuerpo descansa.

Mañana sigue parte dos. Toma dos.

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