Falta un día, y vuelve Samina a sus pagos.
Yo me caigo de la cama y me acuerdo haber escuchado la lluvia y la tormenta durante la noche o la madrugada.
Tardísimo nos pusimos a ver "Besökarna", una película de "terror" que vimos cuando eramos chiquitas.
Un poco para volver a infancias.
Rápido nos dimos cuenta de lo distinto que uno ve todo cuando sos chiquita.
No la terminamos porque Samina se estaba quedandose dormida (por una vez no fuí yo!).
El día había estado muy pegajoso, que es un poquito hermoso también en una manera o otra.
Ella me vino a visitar y a saludar a Rauni en la iglesia.
Rauni se quedó asombrada y creo que Samina contenta de haber conocido una finlandesa que en realidad no es una típica finlandesa.
Tiene piel, colores y rostro nórdico, pero lo demás es casí más latino.
Tiene fuego y amor atrás esa remera con años de historia y dónde dice Argentina.
Camino al trabajo y es pesado. Es el cielo que se quiere caér y yo que me quiero tirar en un mar.
Lo mismo en el banco. Que ayer vi que tienen una planta donde hay un papelito dónde dice que ellos se comprometen.
Es humór azul pienso.
Graciela está light entonces la tarde es más facíl así.
Samina me acompaña en mi clase de sueco. También lo hace más divertdio.
Yo siento un poquito orgullo por mis alumnos. Ayer estaban a full.
Hablaban mucho y bien.
Cuando salimos pasó eso de nuevo. De ser la hora lindísima.
El cielo estaba cerca su destino aguoso y nosotras caminamos.
Pasamos por la iglesia antiguisísima, que ahora lo pintaron blanco y que queda en frente de esa librería en una esquina también antigua.
No se podría entrar en la iglesia, pero si mirar por una puerta que estaba abierta.
Ahí dentro tocaban música.
Bajamos por Bolivar, hizimos un poco zic zac hasta terminar en parque lezama.
Escuchábamos bombos y justo había lugar en un banco para nosotras.
Era un grupo de principiantes, una mezcla hermosa de gente. Común y no común.
Latidos fuertes adentro mi por sus ritmos, el pagajoso calor y por ser un noche de martes nomás. Nos quedamos hasta que los mosquitos nos empezaron a comer.
La noche terminó (antes de la película de "terror") en un restaurante que hay por ahí en el barrio que siempre quise entrar.
Fué un poquito bizarro todo un poco.
Que eramos la única mesa, que el gato comía un grillo, que Cornelia tenía miedo al grillo y Samina al gato. Que el dueño y su amigo ruso nos muy observaba, que la esposa del dueño era hermosa (rusa también) y parecía hacer baile de vientre, por la ropa que usaba. Que había una copa de vino y dos labios, la música antigua y no moderna como yo, el arroz delicioso, eso si y mucho inglés.
Después Samina me dijo que su padre me aprobó.
Sin que nos conocemos. Esta bien así.
Espero que su miércoles sea pesada, pastosa, húmeda, hermosa, deliciosa y divertida.
no era un grillo, era una cucaracha (digamos las cosas como son) y realmente quisiera saber del payaso
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