Samina cocina.
Me cocina.
Vuelvo de foto tarde y está la casa con olor a comida, la "mesa" puesta y es calor.
En ella, en la comida y en la casa.
Es lo más cerca que estuvo en ser un hogar.
Yo con cachetes coloradas por emoción.
Que lindo que es eso. Y de que un poquito me había olvidado de.
Aprecio lo que por ahí me olvidaba de expresar en palabras que apreciaba. Mucho.
Increible es ella.
Después hay un grado más de calor por casa día que pasa.
Hay más bicicleta y ahora una foto más en mi pared.
Y tiene un poquito de rojo.
Que es mi color.
Igual hoy tomo te como si fuese invierno y uso el vestido de madre.
Verde y caudrado. Con mi campera rockera que muchos aprecian.
En chile y argentina.
Hablo con Gustavo que entiende mis ojos lagrimosos.
Por suerte, hoy hay agustus.
Nececito una cerveza negra y helada, para mi cabeza de mil vueltas.
Pero que esté contenta por más que hay cinco mil reuniones.
Y que fué lindo esperar en el sol en una vereda vacia de gente y de autos.
Y ver aparecer algo nuevo.
Son cambios y un poquito transformaciones.
Que eso es lindo, desafioso, asustadizo, asombroso, feo y hermoso en el mismo tiempo.
Eso de crecer, ver, darse cuenta de y descubrir.
Estamos en esos momentos de jacarandas.
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