Ahora ella me saca fotos.
Cuando veo. Y no veo.
Yo las descubro después.
Cuando no está para que yo le diga, que lindo que saques fotos de mi.
Son de los últimos días.
Días que no fueron fríos.
Es casí lo contrario.
Calor de primavera siento yo.
Ganas de sacarse la campera pesada y los guantes me sobran.
Nos sobra.
Igual veo carteles escrito a mano dónde dice mondongo.
Y en casa y el lunes hubo risotto.
Pero que rico. Demasiado.
Aparte.
Me dí cuenta que ella es una artista en la cocina.
Sale aromas que para mi, Benito nunca los oleó.
Sale vapor.
La mesada se llena de colores y es un quilombo hermoso.
Calor y hollas.
Ahora me acuerdo para que la cocina.
Era esto lo que andaba buscando.
Después esta eso de olvidarse del cumpleaño de Graciela y sentirse la peór persona en el mundo.
Y en realidad no se puede echar la culpa en resfríos, obras y pensamientos.
Y que hay basuras en cada rincones y esquinas de mi ciudad.
Pasa por nuestros lados, lo pisamos, miramos al costado, a los costados y al rededor de.
Se quejan. Algunos.
Otros no.
Pero esta allí.
Como otro artefaco de esta ciudad imperfectamente perfecto.
Yo veo a ver Kubric y me encanta cada vez más.
Y creo que el se da cuenta.
De todo lo que está pasando.
Que va a pasar antes de lo previsto y que de eso nos gusta.
Ansiedad. Un poco.
Me acompañaron casí hasta la parada.
Kubric y el que jugó tennis todos los días de 9 a 5 y que me cuenta de eso sobe Humbolt.
Pero que ahora no.
Por esas razones que la gente no cuenta así nomás.
Y me agarra de sorpresa semejantes intimidades.
Dos croissants.
Un café con leche enormamente enorme.
152.
Es.
Y una carta de amor en grámatico.
Porque Anita me quiere enseñar.
Buen día! Café con leche, y qué lindo me refleja siempre Che Gringo.
ReplyDeleteA.
estas hermosa
ReplyDeletey que estos frios vientos sureños te envian calidos abrazos porteños!
lala