Pausa de cumpleaños.
O por lo menos hasta jueves.
Entonces subo fotos del otro día que estaba gris, pero que tenía calor.
De los flores de color que todavía estaban vivos después de la fiesta de San Juan.
Lo lindo ayer fué pasar por esa libreria acogedor, con luces lindas y que no había nadié.
Mirar tranquila y el vendedor macanudo.
Afuera estaba casí oscuro y frío.
Invierno en la ciudad y de que yo aveces me olvido de lo grande que es esta ciudad.
El libro lo elegí un poquito por la tapa.
Aunque no se debe.
Y cuando volví a casa estaba Agustin todavía pintando.
Ese cuarto está quedando pipi cucu.
Me tomé ducha caliente y con mi mochila nueva fuía festejar Cristina.
La casa de ellos estaba llena de hermanas, sus esposos e hijos.
Y la madre de ellas.
Había mucho calor de esa que es linda y te abraza.
La mesa con torta y muchos ruidos.
Se fueron y era calma después de tormenta.
Y que al final éramos nosotros tres, pero que así también quedaba bien.
Hablar de chicas que son lesbianas, de viajes y poder soltar, aceptar la nueva pareja de y quién da a quién.
Así.
Con Santa Julia y pizzas bastante crocantes.
Sebastián me despertó por la mañana y que estaba fresco, pero creo que econtré el punto justo de la ducha.
Dónde el calor sale en su estado perfecto hacía mi piel y pelo.
Camino otoñal aunque es invierno hacía la iglesia y estar suave adentro.
Hasta cruzarme con Enriqueta, que hoy me hizo llorar. Y pensé que tán frágil no puedo ser.
O por lo menos hasta jueves.
Entonces subo fotos del otro día que estaba gris, pero que tenía calor.
De los flores de color que todavía estaban vivos después de la fiesta de San Juan.
Lo lindo ayer fué pasar por esa libreria acogedor, con luces lindas y que no había nadié.
Mirar tranquila y el vendedor macanudo.
Afuera estaba casí oscuro y frío.
Invierno en la ciudad y de que yo aveces me olvido de lo grande que es esta ciudad.
El libro lo elegí un poquito por la tapa.
Aunque no se debe.
Y cuando volví a casa estaba Agustin todavía pintando.
Ese cuarto está quedando pipi cucu.
Me tomé ducha caliente y con mi mochila nueva fuía festejar Cristina.
La casa de ellos estaba llena de hermanas, sus esposos e hijos.
Y la madre de ellas.
Había mucho calor de esa que es linda y te abraza.
La mesa con torta y muchos ruidos.
Se fueron y era calma después de tormenta.
Y que al final éramos nosotros tres, pero que así también quedaba bien.
Hablar de chicas que son lesbianas, de viajes y poder soltar, aceptar la nueva pareja de y quién da a quién.
Así.
Con Santa Julia y pizzas bastante crocantes.
Sebastián me despertó por la mañana y que estaba fresco, pero creo que econtré el punto justo de la ducha.
Dónde el calor sale en su estado perfecto hacía mi piel y pelo.
Camino otoñal aunque es invierno hacía la iglesia y estar suave adentro.
Hasta cruzarme con Enriqueta, que hoy me hizo llorar. Y pensé que tán frágil no puedo ser.
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