Soñé que usabas converse rojos y que te quedaban un poco extraño.
Había algo que hacia ruido. Un poco.
En el patio al fondo vuelan los globos de la fiesta y de colores.
Sobrevivieron los días fríos y vientos.
Los pasos de Kubric, los gritos de vecinos y aguas.
Y siguien volando.
Entran al baño y salen.
Lo escuchamos de cocina y yo del cuarto arriba.
Sus pasos.
Voladoras.
Yo propongo La Poesia y ella invita.
Le digo, casí sin pensar, que parece que creció.
2 años en 2 semanas.
Por suerte lo tomó de la manera que yo quisiera que la tomara.
Creo que esta soy yo y que la que vos conociste era otra.
Dice ella.
Creo que esta también soy yo.
Y que es lindo que ella es la prima de kf y que yo veo un poco el en ella.
Que entonces yo veo a Johanna también.
En el colectivo alguien me toca la espalda y yo sabía que era Gus.
Busca sus instrumentos y talvéz un sillón de esas dónde te acostás y salen palabras con alas.
Y que creo que por primera vez hablamos.
Es lindo tener muchos instrumentos en casa.
Por más que permanecen a la misma familia.
Rama.
Y arbol.
Anita se vuelve más rubia y hay olor a brocoli en la cocina.
La cocina con una luz menos, una demás y un poquito rara.
Y un estante de madera.
Hoy acomodo.
Si si. Es hoy.
Siento que las cosas que pasan son dulces, suaves y redondos.
Como Kubric saliendo de la ducha del veterinario.
Hecho perro nuevo y casi de vidrio.
Y si se cae todo?
Las paredes lilas, mi cuarto con perfume de madera, tu música, las nubes altas, las usinas y todas esas otras cosas.
Yo.
Porque son como esos días con ganas de hacer budines y panes caseras.
Queso y miel.
Cafés más fuertes e intensos.
Es las ganas de ver tres películas y quedarse dormida durante la cuarta.
En siestas.
Cenar en Celine quiero yo.
Despertarse y cariciar el cuerpo en el sol del patio.
Y así.
Son las cenas más que otras cosas que quiero.
Por el invierno que llegó y sorprendió.
Había algo que hacia ruido. Un poco.
En el patio al fondo vuelan los globos de la fiesta y de colores.
Sobrevivieron los días fríos y vientos.
Los pasos de Kubric, los gritos de vecinos y aguas.
Y siguien volando.
Entran al baño y salen.
Lo escuchamos de cocina y yo del cuarto arriba.
Sus pasos.
Voladoras.
Yo propongo La Poesia y ella invita.
Le digo, casí sin pensar, que parece que creció.
2 años en 2 semanas.
Por suerte lo tomó de la manera que yo quisiera que la tomara.
Creo que esta soy yo y que la que vos conociste era otra.
Dice ella.
Creo que esta también soy yo.
Y que es lindo que ella es la prima de kf y que yo veo un poco el en ella.
Que entonces yo veo a Johanna también.
En el colectivo alguien me toca la espalda y yo sabía que era Gus.
Busca sus instrumentos y talvéz un sillón de esas dónde te acostás y salen palabras con alas.
Y que creo que por primera vez hablamos.
Es lindo tener muchos instrumentos en casa.
Por más que permanecen a la misma familia.
Rama.
Y arbol.
Anita se vuelve más rubia y hay olor a brocoli en la cocina.
La cocina con una luz menos, una demás y un poquito rara.
Y un estante de madera.
Hoy acomodo.
Si si. Es hoy.
Siento que las cosas que pasan son dulces, suaves y redondos.
Como Kubric saliendo de la ducha del veterinario.
Hecho perro nuevo y casi de vidrio.
Y si se cae todo?
Las paredes lilas, mi cuarto con perfume de madera, tu música, las nubes altas, las usinas y todas esas otras cosas.
Yo.
Porque son como esos días con ganas de hacer budines y panes caseras.
Queso y miel.
Cafés más fuertes e intensos.
Es las ganas de ver tres películas y quedarse dormida durante la cuarta.
En siestas.
Cenar en Celine quiero yo.
Despertarse y cariciar el cuerpo en el sol del patio.
Y así.
Son las cenas más que otras cosas que quiero.
Por el invierno que llegó y sorprendió.
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