Es mucho y va rápido.
No sé por dónde empezar y si llego.
Repito raro, pero ya no tengo ganas de repetirlo más.
Porque ya no lo es.
Ahora es.
Sin saber bien qué.
Pero sería lindo dejarlo así un rato.
Dejar en paz el estado de es.
Estar.
Estamos.
Estoy.
No sé bien dónde estoy y no quiero saber.
Y que hay algo muy confortable en eso.
Un poco de desorientación.
Tampoco sé dónde quiero ir y cuales son los caminos que hay.
Pero todos los días me doy cuenta un poquito más.
De dónde viene el viento que entra por mi ventana y llega hasta mi cara dormida.
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