Tuesday, 5 March 2013

Den där fyren

Ella decía que sabía de lo que hablaba cuando yo decía eso de los códigos y perder costumbres.
Ella había vivido ocho años en Italia.
Esos mismos ocho años.
Y sus ojos brillaban.

Ayer compré un cuaderno nuevo.
Con lunares.
Decidí emepezar a escribir.
No sé como va a terminar.

También decidí que terminó el verano.
Me visto de otoño y tengo ganas de guisos.
Prendo velas de noche y Logan me pregunta si estoy bien.
El no conoce mi fetiche con las velas.

Kubrick pide carisias y mas presencia de mi parte.
Ahora sabe subir y bajar por la nueva escalera  y cuando no lo veo, sé perfectamente dónde está.

El perro del vecino de a lado se murió.
No me informaron de esto, pero no lo veo más.
Veo el vecino nomás, caminar por ahí.
Y le falta ese algo.

La cajera también es otra.
Justo cuando habíamos empezado a conocernos un poco más.
Igual esta bien.
Pienso que ella por ahí encontró lo que andaba buscando.
Eso es oro.

Falta unas alfombras, unas luces, tálvez unas flores también.
Me dí cuenta el otro día.
Son esas cosas que viene con finales de veranos.
Me conosco cada vez más y sé que se trata de eso.

Entonces pasé por lo de Ezequiel.
Que ahora abrió otra puerta dónde vende muebles de pino.
Me asusté.
Me tranquilizó y me invitó a la puerta de a lado.
Por suerte allí sigue todo igual.
Es antiguo, un poco feo y muy acogedor.
Va a seguir siendo mi búlin.

Cuando volví a casa estaba oscuriciendo y hacia frío.
Me dió calor darme cuenta de eso.

Y que en casa había un mensaje de Uruguay.
Que tengo cerca estos días.
Y que eso es muy lindo.

No comments:

Post a Comment