Aveces me olvido del otro mundo que existe mientras para mi sigue siendo noche y sueño con muerte y embarazos.
Para otros ya es mañana por más oscuridad que haya.
Hoy visité su mundo.
Y en el 64 vi el amanecer.
Me sentí turista.
Me gustó.
Me quitaron sangre.
Nunca me gustó esas agujas.
Por más que es un microsegundo, yo siento enternidades.
Cuando volví era plena mañana nomás y iba en contra.
Las personas, el tráfico.
Todos llendo al pulmón de la ciudad.
Yo llendo a desauyno a mi punto protegido de la ciudad.
Tálvez la pansa de la ciudad.
La ciudad que se puso de otoño mientras nosotras llorabamos en un Bellagamba.
Afuera caía la lluvia.
Mientras dijimos los adioses.
Lala de mi corazón.
Ahora me toca a mí ir a conocer su lugar.
Aunque todavía la tengo un poquito aquí conmigo.
Entre las fotos que no subí, el cepillo de dientes que se olvidó de, el café que me regaló y la ropa que dejó secandose en la soga en el sol del patio al fondo.
Ella está en todo eso y en el rincón de mi corazón.
Algunos lo llaman invierno.
Esto que está pasando ahora.
Yo prefiero esperar un poco más.
Aún no me animo llamarlo así.
Pero me doy cuenta que hay que prepararse y que internamente creo que estoy lista.
Más de lo que pienso.
Para recibir golpes fríos.
Encontré las medias.
Duermo en el kit de jogging.
El caloventor me mira.
Kubrick también.
Faltaría comprar miel y más te.
Leche y chocolate amargo.
Vamos a estar bien.
Para otros ya es mañana por más oscuridad que haya.
Hoy visité su mundo.
Y en el 64 vi el amanecer.
Me sentí turista.
Me gustó.
Me quitaron sangre.
Nunca me gustó esas agujas.
Por más que es un microsegundo, yo siento enternidades.
Cuando volví era plena mañana nomás y iba en contra.
Las personas, el tráfico.
Todos llendo al pulmón de la ciudad.
Yo llendo a desauyno a mi punto protegido de la ciudad.
Tálvez la pansa de la ciudad.
La ciudad que se puso de otoño mientras nosotras llorabamos en un Bellagamba.
Afuera caía la lluvia.
Mientras dijimos los adioses.
Lala de mi corazón.
Ahora me toca a mí ir a conocer su lugar.
Aunque todavía la tengo un poquito aquí conmigo.
Entre las fotos que no subí, el cepillo de dientes que se olvidó de, el café que me regaló y la ropa que dejó secandose en la soga en el sol del patio al fondo.
Ella está en todo eso y en el rincón de mi corazón.
Algunos lo llaman invierno.
Esto que está pasando ahora.
Yo prefiero esperar un poco más.
Aún no me animo llamarlo así.
Pero me doy cuenta que hay que prepararse y que internamente creo que estoy lista.
Más de lo que pienso.
Para recibir golpes fríos.
Encontré las medias.
Duermo en el kit de jogging.
El caloventor me mira.
Kubrick también.
Faltaría comprar miel y más te.
Leche y chocolate amargo.
Vamos a estar bien.
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