Cuando es otoño, que en realidad es invierno.
Hoy empieza.
Hoy empezó.
Una nueva estación.
Una otra etápa.
Una otra capa.
De no sabemos bien qué.
Logré exportar.
Si.
Porque Eva me preguntó que pasa con chegringo, y eso de que si uno quiere ver fotos de antes.
Pensé y logré hacerlo posible.
Parece.
Porque, voilá.
Ahora está todo lo de antes, en esto, lo nuevo o distinto.
En el mismo tiempo.
Juegan juntos.
Y creo que pueden llevarse bien
Entonces empezamos de vuelta.
Cuando es invierno, me despierto antes de las 10.
Por el saxo del vecino.
Si.
Tengo un vecino que toca el saxo.
Y a mi me gusta mucho.
Porque queda casí fuera de lugar y es muy de película de Woody Allen.
En el mismo tiempo que es un misterio, porque no sé quién es.
Cuestión que hoy quería tocar su saxo.
Antes de las diez.
Los vecinos, sus vecinos no estaban muy a favór de este hecho y empezaron a putearlo.
A decirle que deje de tocar porque es feriado, porque están hartos de su saxo y que los dejen dormir.
Me dió pena.
Por el, por mi y por los vecinos.
El, porque evidentemente se despertó con ganas de tocar.
Por mi, porque me hacía falta despertarm de ese modo.
Por los vecinos por no apreciar o no lograr encontrar el gusto en.
Un poco después, llegaron los señores aysa que lograron a destapar lo que había que destapar.
Fué destapar algo en mi también creo.
Me dió ganas de abrazarlos.
De agradecimiento.
Me abrigué, me tapé de capas de algodón, lana y medias y me tomé el tren para el sur.
Para festejar un Midsommar sin festejo.
Pero que fué todo eso para mi.
El solo hecho de caminar por veredas desconocidas, me llevó a un lugar más lejos que eso en realidad.
Que era lo que andaba buscando hoy.
Un poco eso.
De escaparme de la realidad.
Esa realidad que viene con tanta información estos días.
En demasiado velocidades.
Que me pierdo.
Cuando llego a su casa hay calor y olor a sahumerio.
Hay jogging y música suave.
Hay café con cardamomo y mucho amor.
Hay un sofá, que en realidad es una cama.
Y me abriga en todos los sentidos.
Me hundo, en ella.
Me protege y me mima.
Eva me escucha.
Y me dice lo que nececito escuchar.
Cuando se hizo de noche y ellos se van para cine y McDonalds, tengo fuerzas para volver.
A casa.
Yo espero el tren en el frío.
Y pienso que es la noche más larga del año.
Que después de esto vamos hacía tiempos más claros y con más luz.
Hoy empieza.
Hoy empezó.
Una nueva estación.
Una otra etápa.
Una otra capa.
De no sabemos bien qué.
Logré exportar.
Si.
Porque Eva me preguntó que pasa con chegringo, y eso de que si uno quiere ver fotos de antes.
Pensé y logré hacerlo posible.
Parece.
Porque, voilá.
Ahora está todo lo de antes, en esto, lo nuevo o distinto.
En el mismo tiempo.
Juegan juntos.
Y creo que pueden llevarse bien
Entonces empezamos de vuelta.
Cuando es invierno, me despierto antes de las 10.
Por el saxo del vecino.
Si.
Tengo un vecino que toca el saxo.
Y a mi me gusta mucho.
Porque queda casí fuera de lugar y es muy de película de Woody Allen.
En el mismo tiempo que es un misterio, porque no sé quién es.
Cuestión que hoy quería tocar su saxo.
Antes de las diez.
Los vecinos, sus vecinos no estaban muy a favór de este hecho y empezaron a putearlo.
A decirle que deje de tocar porque es feriado, porque están hartos de su saxo y que los dejen dormir.
Me dió pena.
Por el, por mi y por los vecinos.
El, porque evidentemente se despertó con ganas de tocar.
Por mi, porque me hacía falta despertarm de ese modo.
Por los vecinos por no apreciar o no lograr encontrar el gusto en.
Un poco después, llegaron los señores aysa que lograron a destapar lo que había que destapar.
Fué destapar algo en mi también creo.
Me dió ganas de abrazarlos.
De agradecimiento.
Me abrigué, me tapé de capas de algodón, lana y medias y me tomé el tren para el sur.
Para festejar un Midsommar sin festejo.
Pero que fué todo eso para mi.
El solo hecho de caminar por veredas desconocidas, me llevó a un lugar más lejos que eso en realidad.
Que era lo que andaba buscando hoy.
Un poco eso.
De escaparme de la realidad.
Esa realidad que viene con tanta información estos días.
En demasiado velocidades.
Que me pierdo.
Cuando llego a su casa hay calor y olor a sahumerio.
Hay jogging y música suave.
Hay café con cardamomo y mucho amor.
Hay un sofá, que en realidad es una cama.
Y me abriga en todos los sentidos.
Me hundo, en ella.
Me protege y me mima.
Eva me escucha.
Y me dice lo que nececito escuchar.
Cuando se hizo de noche y ellos se van para cine y McDonalds, tengo fuerzas para volver.
A casa.
Yo espero el tren en el frío.
Y pienso que es la noche más larga del año.
Que después de esto vamos hacía tiempos más claros y con más luz.
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