Cuando es apenas mañana, helada y rosa.
Del otro lado, el cielo azul.
Pienso, que sabía, sabía que esa otra noche fué la última de calor tropical.
Ese calor que te abraza.
Pero no lo quería decir en voz alta.
Lo había visto en los ojos de las personas, en sus gestos y en sus movimientos.
Todos deseando en silencio.
Que se quedara un rato.
Para gozar.
Un poco.
De ese aire.
Pero con miedo, de perderlo.
Aunque todo el tiempo, el conocimiento de saber que no es para nosotros ahora.
Como cuando uno sabe que lo tienes por un rato nomás.
Después hay que soltar, devolver.
Volver.
A Junio.
Del otro lado, el cielo azul.
Pienso, que sabía, sabía que esa otra noche fué la última de calor tropical.
Ese calor que te abraza.
Pero no lo quería decir en voz alta.
Lo había visto en los ojos de las personas, en sus gestos y en sus movimientos.
Todos deseando en silencio.
Que se quedara un rato.
Para gozar.
Un poco.
De ese aire.
Pero con miedo, de perderlo.
Aunque todo el tiempo, el conocimiento de saber que no es para nosotros ahora.
Como cuando uno sabe que lo tienes por un rato nomás.
Después hay que soltar, devolver.
Volver.
A Junio.
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