Cuando el aire esta crocante.
Como una galletita.
Y el sol es como un algodón.
Porque te toca suave.
Camino por ese lado de la vereda.
Donde me toca.
Pero Kubrick tira para el otro lado.
Donde hay sombra y huesos que el quiere agarrar.
Lo entiendo.
El vecino que me regala chocolate me habla de Dinamarca.
El conoce.
Hay algo lindo en saber eso.
Que el sabe de mis lados.
Y lo que es el invierno allá.
Mientras.
Kubrick juega con el perro cachorro sin morder.
Juega de verdad.
Es un avance.
Miro fotos de Banda de Minitas y están bronceadas y lindas.
Pareciera que el calor de Mexico te nutre en formas mágicas, porque ellas brillan.
Y llega hasta acá.
A mi me sigue nutriendo Del Viso.
Son cucharras soperas de calor, fuego, manta gruesa, felicidad y música.
Ese piso de piedra, helada. Hermosa.
Cada objeto llena de una vida y una historia.
Los pies calentandose en frente de ese hogar eterno.
El fuego que no se apaga.
Y eso de estar en el mismo viaje.
Pero de habernos encontrado en estaciones distintas.
Habernos subido al mismo tren.
Y compartir un vagón.
Lo que sale de ese vagón.
Entra.
Por las ventanas semiabiertas.
Los mates, los planes y pensamientos.
Las palabras mal dichas.
Las palabras no dichas.
Dichas.
Sin decirlas.
No hace falta.
Como una galletita.
Y el sol es como un algodón.
Porque te toca suave.
Camino por ese lado de la vereda.
Donde me toca.
Pero Kubrick tira para el otro lado.
Donde hay sombra y huesos que el quiere agarrar.
Lo entiendo.
El vecino que me regala chocolate me habla de Dinamarca.
El conoce.
Hay algo lindo en saber eso.
Que el sabe de mis lados.
Y lo que es el invierno allá.
Mientras.
Kubrick juega con el perro cachorro sin morder.
Juega de verdad.
Es un avance.
Miro fotos de Banda de Minitas y están bronceadas y lindas.
Pareciera que el calor de Mexico te nutre en formas mágicas, porque ellas brillan.
Y llega hasta acá.
A mi me sigue nutriendo Del Viso.
Son cucharras soperas de calor, fuego, manta gruesa, felicidad y música.
Ese piso de piedra, helada. Hermosa.
Cada objeto llena de una vida y una historia.
Los pies calentandose en frente de ese hogar eterno.
El fuego que no se apaga.
Y eso de estar en el mismo viaje.
Pero de habernos encontrado en estaciones distintas.
Habernos subido al mismo tren.
Y compartir un vagón.
Lo que sale de ese vagón.
Entra.
Por las ventanas semiabiertas.
Los mates, los planes y pensamientos.
Las palabras mal dichas.
Las palabras no dichas.
Dichas.
Sin decirlas.
No hace falta.
No comments:
Post a Comment