En el instante que cuelgo el teléfono, siento una nececidad inmensa de salir al sol.
Aerearme.
Sacudirme.
Respirar y sentir viento en el pelo.
Es un día de primavera.
Lleno el termos con café con leche y me siento un poquito una señora mucho más mayor de la que soy.
Quién lleva termo con café para ella sola un lunes a las trés de la tarde?
Si, hasta llevo una taza de verdad y todo.
Para tomarlo lo más rico posible.
También llevo el cuaderno y la bufanda gruesa por las dudas.
Aunque no va hacer falta.
Camino a lado el agua.
A lado los barcos.
A lado los camiones y alambres.
Es un día preciosa.
Me siento en frente de ese agua que brilla.
En un banco de madera gruesa y suave.
Firme.
Me sostiene.
Y ahí está la ciudad y el sol.
El sol me toca por todos lados y me llena con todo eso que yo había deseado.
Atraviesa mi piel y llega hasta los huesos.
Me llena de calor y de algo más.
Me quito campera y cierro los ojos.
Tomo el café y así me quedo.
Me quedo y me quedo.
Quieta por afuera, pero viajando por adentro.
Es una nube que me lleva a distintos lugares.
Donde estuve.
Es una tarde después de la escuela y tengo nueve años.
Es Tygelsjö y podía haber sido ayer.
Tán cerca lo siento.
Reconocer ese sentimiento que tenía.
En ese instante.
Y sentir exactamente lo mismo, hoy, tantos años después.
Tál vez esto es felicidad.
Aerearme.
Sacudirme.
Respirar y sentir viento en el pelo.
Es un día de primavera.
Lleno el termos con café con leche y me siento un poquito una señora mucho más mayor de la que soy.
Quién lleva termo con café para ella sola un lunes a las trés de la tarde?
Si, hasta llevo una taza de verdad y todo.
Para tomarlo lo más rico posible.
También llevo el cuaderno y la bufanda gruesa por las dudas.
Aunque no va hacer falta.
Camino a lado el agua.
A lado los barcos.
A lado los camiones y alambres.
Es un día preciosa.
Me siento en frente de ese agua que brilla.
En un banco de madera gruesa y suave.
Firme.
Me sostiene.
Y ahí está la ciudad y el sol.
El sol me toca por todos lados y me llena con todo eso que yo había deseado.
Atraviesa mi piel y llega hasta los huesos.
Me llena de calor y de algo más.
Me quito campera y cierro los ojos.
Tomo el café y así me quedo.
Me quedo y me quedo.
Quieta por afuera, pero viajando por adentro.
Es una nube que me lleva a distintos lugares.
Donde estuve.
Es una tarde después de la escuela y tengo nueve años.
Es Tygelsjö y podía haber sido ayer.
Tán cerca lo siento.
Reconocer ese sentimiento que tenía.
En ese instante.
Y sentir exactamente lo mismo, hoy, tantos años después.
Tál vez esto es felicidad.
muy lindooo
ReplyDeleteGracias Gracias!
ReplyDeleteMuy lindo día, eso