Cortan el pasto y algunas ramas secas de los arboles.
Sobre el boulevard.
Y se siente el olor de lo verde que es el movimiento.
El buzo sobra.
Las gotas de calor entran entre los huequitos de lana gris y de Lala.
Y llegan.
Hacía donde tienen que llegar.
Algo cambió.
Cambia todo.
La suma de los dos, tres, cinco.
Puede ser porque también dormí mucho, largo y profundo.
Que ese movimiento quieto sea parte.
Y que en otras partes ya deben estar llegando a Italia.
Sicilia.
Para más veranos, provar otras comidas y ver otro puntos de vistas.
Siento que algo poquito de eso llega hasta aquí.
Ahora es una semana, pero aún no sé si llegué.
Completamente.
Pero puse fotos en marcos.
Cambié lugar de alfombras.
Piezas y cajones.
Se habilitó la cocina y me senté en la mesa.
Estrené cola de banco y cheques para depositar.
El café de Graciela y clases de sueco.
Nerviosos y no nerviosos.
Pero con nombres lindos.
No saqué muchas fotos.
Pienso que está descansando todavía.
Ese ojo.
Hoy es jueves.
Sobre el boulevard.
Y se siente el olor de lo verde que es el movimiento.
El buzo sobra.
Las gotas de calor entran entre los huequitos de lana gris y de Lala.
Y llegan.
Hacía donde tienen que llegar.
Algo cambió.
Cambia todo.
La suma de los dos, tres, cinco.
Puede ser porque también dormí mucho, largo y profundo.
Que ese movimiento quieto sea parte.
Y que en otras partes ya deben estar llegando a Italia.
Sicilia.
Para más veranos, provar otras comidas y ver otro puntos de vistas.
Siento que algo poquito de eso llega hasta aquí.
Ahora es una semana, pero aún no sé si llegué.
Completamente.
Pero puse fotos en marcos.
Cambié lugar de alfombras.
Piezas y cajones.
Se habilitó la cocina y me senté en la mesa.
Estrené cola de banco y cheques para depositar.
El café de Graciela y clases de sueco.
Nerviosos y no nerviosos.
Pero con nombres lindos.
No saqué muchas fotos.
Pienso que está descansando todavía.
Ese ojo.
Hoy es jueves.
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