Patti me atrapó.
Empecé a leer en el andén de Temperley una noche temprana.
El día siguiente la llevé a la reserva donde el viento soplaba más fuerte.
Después me acompañó en tres distintos cafés.
En la cama y a la cola del banco.
En las últimas páginas lloré.
Cerré el libro y cerré los ojos.
Después salí a la calle de nuevo.
Patti me atrapó.
Patti me inspiró.
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