Tuesday, 11 March 2014

Los veo en el sol

Muevo pedacitos de pedazos.
Acomodo.
Trato de quitar lo no necesario.
Reemplazarlo por nada.

No apilar.
Depilar.

Tirar.
Cambiar.

Y hoy fue mi primer clase de baile afro.
Parece un otro universo.
Lejano del lugar físico y real.
Así como la calle, los 29 es y los paredes frías.
Allí pasan otras cosas.
Con esas tonadas que salen de esos instrumentos.

Y las energías de todos ellos.

Darme un poquito de cuenta de que lejos que estoy de mi cuerpo.
Esa falta de sincronización.
De escucharnos.
Manos, hombros y rodillas con.
Cabeza, cadena y dedos.

Mi equipo.
Creo que tengo que engrasarlos, nos un poco.
Ensuciar.
Para luego, aflojar.
Para conectar.

También volvió Gastón.
Con un nuevo look.
Y que fue harmonioso verlo de nuevo.

Constantemente estos circulaciones de personas.
Van y vienen.
Ida y vuelta.
Uno se va, el otro vuelve.

Su chico se va a Ecuador y ella se resfría.
Intercambian libro por una planta de palta.
Es un trato.
Es un significado.
Para ellos y en su mundo.

En mi mundo por fin creí mi lugar.
Allí arriba y entre mis cosas.
Mi rincón.
Mi dónde estar protegida.
Es mucho más liviano.
Es lujo.

Cuanto tardé en darme cuenta de lo que andaba buscando.
Ahora lo tengo y no quiero que se vaya a ningún lugar.
Soy yo, la que me tengo que ir.

Volver a escuchar a Santiago después de tanto tiempo también.

Caminar muy dormida por calles en su justas medidas.
Tomar cafés con últimas gotas de verano en el sol.
Despertarse con frío.
Saludar gente nueva.
Filosofar con ellos.
Especialmente con Raúl.

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