Son seis, no, siete.
Los hombres y su red para pescar.
Vinieron del otro lado del río.
En la boca del riachuelo.
Es una red larga, veinte metros seguro.
Treinta, dice el señor con chaleco verde dónde dice espacio público y que deja su camioneta andando mientras pide muy amablemente que los hombres de la red vuelvan al otro lado del río.
Amenaza con prefecturas.
Los que pasan en bicicleta, caminando o corriendo.
Paran.
Para mirar.
Un, el espectáculo.
Algo exótico, caótico y ajeno.
Y decir todos las mismas cosas.
Personas en el río pescando.
Fuera de lugar.
La fábrica al fondo largando humo blanco.
Nunca hubiese imaginado que esa parte del rió era tan poco profundo.
Que lo puedes cruzar y que el agua llegue hasta un poquito arriba de la cintura nomas.
Los hombres y su red para pescar.
Vinieron del otro lado del río.
En la boca del riachuelo.
Es una red larga, veinte metros seguro.
Treinta, dice el señor con chaleco verde dónde dice espacio público y que deja su camioneta andando mientras pide muy amablemente que los hombres de la red vuelvan al otro lado del río.
Amenaza con prefecturas.
Los que pasan en bicicleta, caminando o corriendo.
Paran.
Para mirar.
Un, el espectáculo.
Algo exótico, caótico y ajeno.
Y decir todos las mismas cosas.
Personas en el río pescando.
Fuera de lugar.
La fábrica al fondo largando humo blanco.
Nunca hubiese imaginado que esa parte del rió era tan poco profundo.
Que lo puedes cruzar y que el agua llegue hasta un poquito arriba de la cintura nomas.
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