Thursday, 17 April 2014

La época de las mandarinas.

No te muevas.
No me mueves.
No te muevo.

Entonces nos mudamos.

Mido en mariposas.
Una mariposa.
Siete mariposas.

Dos mariposas y medio.

Esta mañana me despierto con otros ruidos de fondo y alrededor.
Algo en acostarse para después despertarse y ver tu no pared y ventana.

Donde los perros ladran distinto.
Los pájaros cantan otros canciones.
En otro idioma tál vez.
El viento viene de otra dirección.
Los aviones se ven y se escucha más cerca.

El cielo no parece tán lejos.

Eso cuenta.

Prognostican lluvía dice ella.
Hace calor, dice la otra.
Aqui no dicen nada.

Se siente y se piensa en voz alta por adentro.
De hoy, mañana, julio y pasado mañana.
En las  mariposas.
Si son de verdad.
En Livia.
Como en vida.
Que existe allí en algún lugar.

En el atrás, ayer, y hace cuatro años, estan los bassets desaparecidos.
Mis verdades y rodillas sensibles.

Ahora es otoño y empezamos a abrigarnos y dormir con estufa.
Pedir gotas de sol que nos calienta antes que llegue la noche estrellada.

Guisos y sopas.
Mequillas coloradas y medias en alpargatas.

La despedida de los duraznos.
Pero la llegada de las mandarinas.

No pensar en alcanzar.
Porque las cosas siempre se arreglan.
Ser franca hacia todos para que no haya misterios dolorosas.

Misterios inocentes, eso si.
Laborintos, pero con un mapa.
Secretos, pero de esas lindas.
Y no tán secretos. Al final.

Seguir contando mariposas.
Pero de los verdaderos.

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