Algo con el viento en el árbol y el juego entre la luz y las sombras.
Forman un baile sobre el escritorio que llega al brazo y el vestido.
Es hermoso y te distrae.
Llegando a mitades de agosto.
De repente ya encontrarse en este lugar y no haberme dado cuenta antes, lo culpo a esa misma distracción.
Ayer fue el cumpleaños de una de todas estas leoninas.
Un lunes helado a tres cuadras de la estación había picada entre dos resfríos, un vino, tortas y empanadas caseras.
Ahora que se como llegar, pienso en el atardecer que quiere ver desde su balcón. Lo agendé internamente.
Y el taxista que me lleva a casa habla de la dictadura, de las catalinas y de su tiempo de exilio en nueva york.
Con semejantes historias para compartir, demasiado rápido llegamos a la esquina de mi casa.
Nos despedimos.
Nos agradecemos.
Alguien el otro día también me dijo algo así de lindo y que me quedé pensando de que lindo cuando una persona te dice eso.
Que ahora no me acuerdo quién era me da vergüenza y pena en el mismo tiempo.
Con Kubrick salimos cuando no hay ni una alma de los vivos caminando por el barrio.
Se escucha la luna, las estrellas y la basura que vuela entre ellos, aunque mucho más bajo.
Anita me escribe y me manda lo que escribió antes.
Y un vídeo.
De la casita de ella y el Willy.
Que es muy bonito.
Y me da ganas de ir y visitar. La. Los.
Son dos.
Forman un baile sobre el escritorio que llega al brazo y el vestido.
Es hermoso y te distrae.
Llegando a mitades de agosto.
De repente ya encontrarse en este lugar y no haberme dado cuenta antes, lo culpo a esa misma distracción.
Ayer fue el cumpleaños de una de todas estas leoninas.
Un lunes helado a tres cuadras de la estación había picada entre dos resfríos, un vino, tortas y empanadas caseras.
Ahora que se como llegar, pienso en el atardecer que quiere ver desde su balcón. Lo agendé internamente.
Y el taxista que me lleva a casa habla de la dictadura, de las catalinas y de su tiempo de exilio en nueva york.
Con semejantes historias para compartir, demasiado rápido llegamos a la esquina de mi casa.
Nos despedimos.
Nos agradecemos.
Alguien el otro día también me dijo algo así de lindo y que me quedé pensando de que lindo cuando una persona te dice eso.
Que ahora no me acuerdo quién era me da vergüenza y pena en el mismo tiempo.
Con Kubrick salimos cuando no hay ni una alma de los vivos caminando por el barrio.
Se escucha la luna, las estrellas y la basura que vuela entre ellos, aunque mucho más bajo.
Anita me escribe y me manda lo que escribió antes.
Y un vídeo.
De la casita de ella y el Willy.
Que es muy bonito.
Y me da ganas de ir y visitar. La. Los.
Son dos.
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