Saturday, 27 September 2014

Un gajo de

Su casa olía bien.
Algo de sahumerio.
Sus pisos también me llegaban, pero algo en sus pasos sobre ese mismo piso me distraía.
Algo en mi decidió no no verlo.
No esquivar con la mirada.
Por una vez escuchar la voz chiquita y que ella te dirige hacía donde mejor ir.
No ir.

No quería confundirme por más que Uruguay sonaba hermoso.

Fue noche hermosa llegar a mi casa.
Por más que la casa ahora me queda dos o tres talles demasiado grande.

Algo así como que me hundo en ella.
Me huyo de ella.

Es una relación complicada.

Anita, volví a andar por la reserva.
Volví a andarla en bicicleta.
Como solía ser antes que pasara todas esas otras cosas.

Y siempre hay alguien ocupando nuestro lugar cada vez que paso.
Eso me da calor.
Porque podía ser nosotras dos.
Es nosotras dos de una manera.

Es ahora el momento justo para ir.
Cuando hace estos días de sol y viento perfecto.
Antes que lleguen los mosquitos.

Yo hoy venía un poquito más adelantado que los demás.
Shorts. Si.
Me entusiasmé.
Que te puedo decir.

Pero al tirarse al pasto era.
Primavera y calor.
Por más que los muchachos del barrio no pusieron el cartel de bienvenida todavía.

Creo que con las birras que toman en la vereda lo están inaugurando igual.
Sale humo de las parillas y abrió la heladera en la esquina.
Esta el teatro catalinas con su carpita sobre la calle.

Esta todo como tiene que estar.
El escenario preparado para que entramos a hacer nuestros roles.

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