Hay una pilsen en la heladera y un mar nuevo del lado izquierdo del corazón.
Una gotera nueva en la cocina y todavía el sabor de los scones de Alicia por la mañana.
El desayuno en el jardín y la cosquilla del pasto abajo del pie derecho.
El sol queda todavía en mi cara roja.
El mar y sus olas en las ondas en mi pelo seco por toda esa sal.
Un poco de arena queda en las sandalias, en el corpiño y en la cama.
Voy a esperar unos días más antes de sacudirlo.
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