Queda una hora y 34 minutos de mayo.
Junio, yo te espero con una taza de te y una porción de torta de Ricotta.
En un tratar de encontrarme, salí a caminar por lugares que me pasaron.
Para ver que me pasaba al pasarlos.
Resultó ser suave y nada danino.
Ayer había sido con niebla y decidimos hacer casa adentro al final.
Vicky me había invitado a ver a Silvio en Lugano.
Era tentador.
Pero algo en los pies me dirigió para la plaza a comprar los sahumerios de lujo y la revista de interiores y bañarse en eso.
Hoy, Agustín me iba a convencer a eso.
Al gozo, al tiempo, a la no culpa y el resto del kit.
Yo estaba sensible y tuve que avisarle que si me abrazaba, iba a llorar.
Fue así.
Soltar un poco.
Como me dijo la chica de los masajes el otro día.
Te cuesta relajar la cabeza, la nuca y esos hombros.
En realidad iba a escribir sobre otras cosas.
Pero lo voy a dejar para junio.
Estás allí nomás.
Junio, yo te espero con una taza de te y una porción de torta de Ricotta.
En un tratar de encontrarme, salí a caminar por lugares que me pasaron.
Para ver que me pasaba al pasarlos.
Resultó ser suave y nada danino.
Ayer había sido con niebla y decidimos hacer casa adentro al final.
Vicky me había invitado a ver a Silvio en Lugano.
Era tentador.
Pero algo en los pies me dirigió para la plaza a comprar los sahumerios de lujo y la revista de interiores y bañarse en eso.
Hoy, Agustín me iba a convencer a eso.
Al gozo, al tiempo, a la no culpa y el resto del kit.
Yo estaba sensible y tuve que avisarle que si me abrazaba, iba a llorar.
Fue así.
Soltar un poco.
Como me dijo la chica de los masajes el otro día.
Te cuesta relajar la cabeza, la nuca y esos hombros.
En realidad iba a escribir sobre otras cosas.
Pero lo voy a dejar para junio.
Estás allí nomás.