Wednesday, 10 June 2015

Cuando te encontrás con Emilio

Cuando te encontrás con Emilio es de noche.
Siempre es, por más que aveces lo buscás de día.
Vos estás llendo a.
El esta volviendo de.
Vos venís en subida.
El bajando.

Talvez era esa nuestra forma.
Por eso nunca nos encontramos.

Te parecía que de lejos podía ser.
Siempre te pareció.
De lejos.
Pero por las dudas, y de costumbre, esquivas.

Va a ser el.
El que al pasar te va a decir: Hatzebuhler.
Siempre fué el.
Y vos, que no sabes mentir le decís eso.
La verdad.
Lo que te parecía.

Hablamos un rato.
O mejor dicho, repetimos las misma preguntas que nos hacemos.
Que se hace.
Porque no estamos comodos.
Incomodos en ese cuadrado de vereda oscura y ventosa.
Los dos en caminos opuestos.
El llevando camisas de la tintoría.
Vos preguntandote que olor llevarán puesto en el.

Tienes ganas de preguntarle las cosas verdaderas.
Siempre lo tienes.
Nunca te animás.

Nos despedimos como se despide.
Diciendo las cosas que se dice.
Pero sin decir las cosas que no hace falta.

Es esa.
La parte verdadera.
Dónde nos atropellamos sin querer.
Y la frase perfecta sale mal.




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