En uno de los baños del instituto hay un cartel pegado en la puerta, diciendo "Clausurado".
Agustín, mi alumno de los sábados por la mañana, me pregunta si es de verdad.
Verdad eso de que el baño esté clausurado.
Primero pienso que su pregunta es rara.
Después pienso que no es nada raro que pregunte en realidad.
En la clase pongo el tema en la mesa.
La pregunta de Agustín.
De los carteles y los papeles escrito a mano con mensajes que se supone tiene un mensaje, algo que tiene que llegar.
Que dificil es que llegue en este lugar sobrepoblado de carteles.
De tantas, que pierden su sentido y son questionados.
Se le la mitad y otros son salteados directamente.
Filtrados.
El domingo volvés del paseo nocturno con Kubrick y esperando el ascensor, de costumbre (o falta de encontrar otra cosa intresante en donde fijar tu mirada) volvés a leer el anuncio del asamblea que está pegado en uno de los ascensores junto con el otro cartel que nos cuenta de los horarios de sacar la basura.
Y pegadito a ellos hay otro papel A4 que casi pasa por percibido.
Está escrito medio así nomás con birome azul.
Dice, el día 28 de junio falleció el Sr. Roberto (no registré su apellido, y tampoco importa, para mi era Roberto sin apellido).
Abajo de todo dice, el portero de los fin de semanas. Fin.
Así nomás?
En un papel arrugado y sin cuidado pegado entre asamblea y basura.
Frío y sin sentido.
Así les parece que nos enteramos de la muerte de Roberto?
Roberto, el flaquito y chiquito.
El típico chamuyero.
El más payaso de los cinco porteros.
Y que, ahora van a ser cuatro?
Roberto que me hablaba de su tiempo en Miami y de su hijo.
El que siempre andaba pintando algún departamento en el edificio.
Mi cabeza se llena de preguntas.
Que le habrá pasado?
Habrá sido por eso que hoy llovió todo el día?
Quién va a terminar de pintar los departamentos y quién va a avisar al hijo?
El cartel.
Que casí no lo veo.
Y no lo leo.
Si no lo hubiese leido, en algún momento seguramente me pregntaria por el.
Estaría pensando que hace mucho que no lo veo.
Que tal vez está de viaje.
Tal vez esta e Miami.
Visitando a su hijo.
O tal vez su muerte me llegaría de otra forma.
Del chisme del monobloque.
Hasta tal vez hubiese preguntado a los otros porteros.
Pero esta noche eligo hacer lo mismo que hizo mi alumno.
Questionar el cartel heho apurado y decido pensar que no es verdad.
No respetarlo y hacer como que no lo vi.
Para mi que Roberto sin apellido ayer a la noche decidió viajar.
Metió sus camisas onda "Hawai" y sus dos pares de shorts, la crema solar para su piel tán blanca y sus anteojos para el sol, en su valija que compró en los noventas.
Tomó un avión y se fue.
Y es muy probable que no vuelve.
Agustín, mi alumno de los sábados por la mañana, me pregunta si es de verdad.
Verdad eso de que el baño esté clausurado.
Primero pienso que su pregunta es rara.
Después pienso que no es nada raro que pregunte en realidad.
En la clase pongo el tema en la mesa.
La pregunta de Agustín.
De los carteles y los papeles escrito a mano con mensajes que se supone tiene un mensaje, algo que tiene que llegar.
Que dificil es que llegue en este lugar sobrepoblado de carteles.
De tantas, que pierden su sentido y son questionados.
Se le la mitad y otros son salteados directamente.
Filtrados.
El domingo volvés del paseo nocturno con Kubrick y esperando el ascensor, de costumbre (o falta de encontrar otra cosa intresante en donde fijar tu mirada) volvés a leer el anuncio del asamblea que está pegado en uno de los ascensores junto con el otro cartel que nos cuenta de los horarios de sacar la basura.
Y pegadito a ellos hay otro papel A4 que casi pasa por percibido.
Está escrito medio así nomás con birome azul.
Dice, el día 28 de junio falleció el Sr. Roberto (no registré su apellido, y tampoco importa, para mi era Roberto sin apellido).
Abajo de todo dice, el portero de los fin de semanas. Fin.
Así nomás?
En un papel arrugado y sin cuidado pegado entre asamblea y basura.
Frío y sin sentido.
Así les parece que nos enteramos de la muerte de Roberto?
Roberto, el flaquito y chiquito.
El típico chamuyero.
El más payaso de los cinco porteros.
Y que, ahora van a ser cuatro?
Roberto que me hablaba de su tiempo en Miami y de su hijo.
El que siempre andaba pintando algún departamento en el edificio.
Mi cabeza se llena de preguntas.
Que le habrá pasado?
Habrá sido por eso que hoy llovió todo el día?
Quién va a terminar de pintar los departamentos y quién va a avisar al hijo?
El cartel.
Que casí no lo veo.
Y no lo leo.
Si no lo hubiese leido, en algún momento seguramente me pregntaria por el.
Estaría pensando que hace mucho que no lo veo.
Que tal vez está de viaje.
Tal vez esta e Miami.
Visitando a su hijo.
O tal vez su muerte me llegaría de otra forma.
Del chisme del monobloque.
Hasta tal vez hubiese preguntado a los otros porteros.
Pero esta noche eligo hacer lo mismo que hizo mi alumno.
Questionar el cartel heho apurado y decido pensar que no es verdad.
No respetarlo y hacer como que no lo vi.
Para mi que Roberto sin apellido ayer a la noche decidió viajar.
Metió sus camisas onda "Hawai" y sus dos pares de shorts, la crema solar para su piel tán blanca y sus anteojos para el sol, en su valija que compró en los noventas.
Tomó un avión y se fue.
Y es muy probable que no vuelve.
Es seguro y confirmado que no existe el paraíso, ni el más allá, ni la luz que brilla al fondo del túnel, ni los fantasmas, ni las almas ambulantes, ni nada de eso. Es seguro que los muertos están irreversiblemente muertos y también es seguro que Roberto se siente ahora mismo satisfecho y conmovido con tu pequeño infinito homenaje.
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