Friday, 9 October 2015

Verdi en Octubre

Hay un miércoles en el mes que es la de cuando las señoras grandes del barrio se pone su mejor prenda y pone ese extra toque de spray en el pelo para que se quede donde se tiene que quedar durante toda la noche.
Porque esta es su noche.
Y puede ser que hoy le toca bailar y que eso lo va a llevar a su ella veintañera que lo tiene escondido entre las canas y los hilos de su pollera gruesa.

Es cuando la señora no tán mayor, pero con miedo a la vejes, con botox en las mequillas va con su marido taxista galán y comparten una porción de pizza y una gaseosa (porque el después tiene que trabajar, llevando esas otras parejas tangeras a sus casas).
Bailan dos tandas. Ni más, ni menos. Dos.
Dos tandas que va a durar todo el mes.
Y que va a llegar a ella como un cariño suave cuando lava los platos suecios de el.
Que va a llegar a el cuando se acuesta de noche y ella ya se fue a dormir.

Es cuando un grupo de adolecentes del barrio invitan a todos sus familiares para su muestra de baile de lo cuál han estado practicando durante meses.
Y puede ser que tal vez alguno de ellos tiene una mínima esperanza que alguien en el público lo vea y lo lleve a otro lugar.


Es cuando lo de Los Laureles también aparecen.
El que es un ella, pero parece un el.
Siempre algún turista.
Un solterón.
Una solterona.
Los profesores de tango.
Los principiantes.
Los de siempre.

En la barra te van a llenar el vaso del bazar hasta el tope por 25 p.
Y te van a servir los chicos que después suben al escenario a tocar.
Los que hacen la gente milongear.

Es el único miércoles que es seguro.
Cuando sabes casi exactamente lo que va a pasar.
Lo que va a decir el cantante.
Las canciones que van a tocar.
El dardo de algodón kitch que siempre ponen a lado el piano.

Es hermoso y melancólico a la vez.
Esta todo expuesto.
Tán frágil.
Tán valiente.

Los familiares de los chicos de la muestra van a pedir empanadas de Agusto porque se quedaron con hambre.
Algunas señoras van a bailar.
Otras no.
Pero a ellas le tocará la próxima.
Gente va a bailar chica con chica y chico con chico, y nadie va a mirar raro.
Porque nadie espera nada este miércoles en la boca, donde la letra g del escenario se rompió, y lo trataron de arreglar como pudieron.

Somo todos un poquito como esa g.


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