Friday, 27 November 2015

Mario

Mario me saluda seriamente como todas las mañanas.
Ahora, después de un año, se que es con cariño en el fondo.
Que es su forma.
Después de 365 mañanas un poco nos llegamos a conocer.

Hasta pienso que un poco nos parecemos.

Por más que dudo que nuestros conversaciones duraron más que 10 minutos en total durante estos 365 mañanas.
Por más que nuestros conversaciones solamente consistieron en saludos formales y un poco hablar del clima y de Kubrick, y que nunca tocamos la muerte de Roberto, nos conocemos.

Me vió mañanas buenas, mañanas malas, mañanas hermosas, mañanas frías, mañanas deprimentes, mañanas sudados, mañanas con pelos parados, mañanas con ojos cansados y dolor de cabezas, mañanas enamoradas, mañanas felices y mañanas apuradas.

Me vió.
Me ve.

Y siento que si quisiera, le podía contar.
De esas mañanas.
Creo que el me escucharía.
Que me diría sus verdades.

Y que si le preguntaría del amor.
Me contaría.

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