Las cajas de cartón de Uvita están tirados juntos con las botellas de Michel Torino como en un campo de batalla donde no se sabe quienes ganaron y quienes perdieron.
Lo que queda y lo que importa es lo que no se llevaron.
Lo que no pasó.
El pasto crece rápido y de lejos y cuando es el momento rosa del día, parece un poco a la Reserva.
Es mi reserva.
Cuando lo otro se agota, cuando no es suficiente y cuando no se que otra cosa hacer, eso me llega.
Responde a mis no preguntas y me deja tranquila.
Mario se quedó hasta la noche hoy.
Tenía cara de cansado, pero igual hacía las preguntas de amabilidad.
Yo tenía ganas de ser más sincera, pero hoy tampoco me animé.
Esa sinceridad en cambió me salió con Dolores.
No se como, pero me hizo hablar.
Tal vez había algo en esa sala con la ventana toda abierta que sentía que me abría más hacía afuera que otra cosa en realidad.
Ella me escuchaba sin interumpir.
Y que después era todo igual, aunque siento que ella ahora me sabe un poco más.
Por ahí era mi necesidad por haber sido yo la espectadora la noche anterior.
Un especie de que me contrató para tener con quien ventilar.
Me pagó con pollo y papas.
Estuvo rico. Eso si.
Pero cuando me fuí no sé si no quedó algo de mi en el plato ya limpiado y secado.
Esta mañana tuve que preguntar a Pontus sobre esas cosas.
Si es normal que sea asi.
Me dijo que sí.
En el camino de regeso a casa me cruzé con un Martín elegante en camisa azúl.
Iba a comprar empanadas en la fabrica de pastas.
Me acompaño una cuadras y dicimos las cosas que siempre decimos.
Que fontéticamente es un que lindo verte vecino.
Lo que queda y lo que importa es lo que no se llevaron.
Lo que no pasó.
El pasto crece rápido y de lejos y cuando es el momento rosa del día, parece un poco a la Reserva.
Es mi reserva.
Cuando lo otro se agota, cuando no es suficiente y cuando no se que otra cosa hacer, eso me llega.
Responde a mis no preguntas y me deja tranquila.
Mario se quedó hasta la noche hoy.
Tenía cara de cansado, pero igual hacía las preguntas de amabilidad.
Yo tenía ganas de ser más sincera, pero hoy tampoco me animé.
Esa sinceridad en cambió me salió con Dolores.
No se como, pero me hizo hablar.
Tal vez había algo en esa sala con la ventana toda abierta que sentía que me abría más hacía afuera que otra cosa en realidad.
Ella me escuchaba sin interumpir.
Y que después era todo igual, aunque siento que ella ahora me sabe un poco más.
Por ahí era mi necesidad por haber sido yo la espectadora la noche anterior.
Un especie de que me contrató para tener con quien ventilar.
Me pagó con pollo y papas.
Estuvo rico. Eso si.
Pero cuando me fuí no sé si no quedó algo de mi en el plato ya limpiado y secado.
Esta mañana tuve que preguntar a Pontus sobre esas cosas.
Si es normal que sea asi.
Me dijo que sí.
En el camino de regeso a casa me cruzé con un Martín elegante en camisa azúl.
Iba a comprar empanadas en la fabrica de pastas.
Me acompaño una cuadras y dicimos las cosas que siempre decimos.
Que fontéticamente es un que lindo verte vecino.
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