Sunday, 15 November 2020

Dos años y un poquito más tarde



















 

















Almorzamos en el jardín de Eva.
Linda me pasa a buscar en su auto súperreciénlavado y rápido.
En el baúl lleva cosas para bebés. Ropa, manta, juguetes, libros y todas esas otras cosas que se necesita cuando hay un bebé.
Sigue pareciendo algo tan irreal. A la vez que no.
Ya está aquí, entre nosotros. Sale de nuestras bocas y en los pensamientos.

Nos despedimos de Mariano y Andrés y su fuego.
Agarramos el horrible camino de cintura.
Pero el auto de Linda es como el tren bala y en un segundo ya estamos en el mundo de Eva.
Dónde huele a comida casera y sale música suave.

Hablamos de las cosas. De la cuarentena que nos esta volviendo un poco locas a todas.
De Suecia y la decisión de Eva. De irse a probar.
Y la de Linda, de tal vez no irse.
La nuestra más en un futuro lejano.
Eva regala ropa, libros y una maseta.
Yo ya sé dónde la voy a poner.

Después del café hay lluvia y nos quedamos afuera abajo el techo escuchando ese sonido hermoso de no hace falta regar.
Y el olor a tierra mojada. A un verano por llegar.
Linda se va para Bariloche y nos muestra la casa hermosa que alquilaron.
Es como de cuento.
Hay café y fika casi sueca.

Cuando la lluvia para, volvemos.
Linda me deja en casa dónde el fuego ya se apagó pero sigue la sobremesa.
Con música de un parlante grande y ganas de seguir.
Los niños jugando en el jardín.
Una parte mía quiere volver a subirse en el tren bala de Linda.
O volver al jardín de Eva.
Pero soy grande ahora.
Entonces me quedo.
Trato de entrar en la misma sintonía que los otros.
Pero es difícil.
Siento como si recién hubiera aterrizado a este planeta.
Tan distinto del lugar de dónde vine recién. 

Los invitados se van y yo también.
Necesito salir a caminar.
Agarro la avenida fea.
Creo que por primera vez encuentro un encanto y pienso que tal vez no es tan fea.
Paso por bares extraños y nada más.

Vuelvo a casa y y nos quedamos solos.
Miro una película alemana tirada en el sofá y pienso que es la primera vez que me tiro en un sofá que es mío. 
Y es un lujo.
Nunca pensé que iba a llegar a tener un sofá en estas alturas.
Nunca me hubiera imaginado el 29 de julio de 2018 que mi vida iba a tomar este rumbo.
Que iba a ver un tren bala, una cuarentena, un tribu sueco, un Mariano y Andrés, un jardín floreciendo, un bebé y una reapertura de mi blogg.
Bienvenida eres.

No comments:

Post a Comment