Me habían pedido que traiga una tijera. Ni pregunté para qué.
Pero primero fuimos a comer en ese lugar que casí diría que es nuestro.
Donde está el mozo que le falta un diente y que está muy encima.
Donde tienen los mejores sorrentinos con crema y pesto.
Y los dos televisores. Obviamente.
Estaba Dani y la Fletera también.
Dani tiene cara de muñeca y me pregunta por lo mismo que me preguntó el.
Y Marisol brilla más y más.
Yo me reí hasta que me dolía los cachetes.
Cuando terminamos la última negra helada fuimos para su casa para usar esas tijeras.
Lala quería que le cortamos sus dreadlocks. Que chock. Pero que lindo.
Estar allí en ese momento. Es cómo cuando ella aprendió a andar en bicicleta también.
Estuvimos allí.
Yo tenía la vieja tijera de Laura y empezé. Trensa por trensa.
De ella salía lagrimas. Por 8 años de historia. 8 años de peso y alegría.
De buenos momentos y de malos momentos.
Como el final de una relación amorosa.
Ahora empieza su nueva etapa. Lala sin trensas.
Ella quedó muy linda.
Después de contenidos, de decirle todas esas cosas, de abrazar y festejar, salí a la calle vacía y fría.
En el 86 había muchos brasileros. Y uno que hablaba con el colectivero.
En un spanglish.
Yo escuchaba el colectivero hablando inglés como habla agustin.
Igual!
Era muy lindo y divertido. Contaba que venía del norte de argentina.
Y el chico le preguntaba cuál lugar le gustó más, su pueblo o buenos aires.
El colectivero no sabía que decir. Yo lo vi en el espejo, haciendo así con su cabeza.
Clases de inglés en un 86 a las tres de la mañana, creo que puede pasar aquí en este lugar nomás.
Y esta mañana me llegó correo de Virginia.
La chica me hizo llorar. Carajo!
Y que aveces es lindo y pienso que nececitamos saber que importamos.
Y que afectamos.
Ahora hay fiesta en la ciudad parece. Hay que aprovechar de entrar en calor cuando la ciudad está en invierno.
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