Expo

En Buenos Aires, Lala expuso fotos suyas en un centro cultural con un nombre sueco.
Fårö. Así se llamaba la isla dónde vivía el director Ingmar Bergman.
El lugar parecía casí secreto. Había que subir por ascensor, abrir puerta pesada de hierro.
Y ahí dentro; fotos, personas, otro piso, un bar y un balcón que parecía de nueva york.
Saqué fotos de sus fotos, de ella, de sus amigos y de nosotras.
Estuvo lindo.
Yo igual un poquito apagada.
Con una cosita molestia ahí atrás de huesos y sangre.
Después salimos al frío y nos metimos en un bar con una moza muy de barrio.
Hubo papa fritas bien fritas con demasiado ketchup, cerveza, churrasquitos y empanadas.
Un mix total.
Había un otro colombiano que contaba que vivía en Miami.
No iba muy con su look, pero me encantó.
Ellos seguían para más cervezas, pero yo volví para mi lado.

Y hoy hubo ejercito de salvación y el cotolengo.
Temprano, en sol y e aire puro.
O así se sentía por lo menos.
No había nada de gente y disfruté mucho de eso.
En el cotolengo encontré un sillón. Muy para mi.
Por suerte tengo un hermano fletero que nos vino a buscar y nosotros seguimos sus caminos.
Eso significaba desauyno en ese bar tan lindo en Barracas, delivery de un par de sillones, pasar por la villa dos veces, un Juan, Easy y comprar un par de plantas para que no pueden espiar esos vecinos de en frente y la parillita esa.
De golpe se pasó todo el día.

Puse mi casa linda.
Ahora me voy para otra.

Que su sábado se convierta en un domingo igual de hermosa como esta.