un poquito más

Hoy fué el viernes que pareció un domingo. La ciudad estaba muy de panza arriba y el cielo con color de mejor tirarse a ver una película. Yo me desperté en la casa de mi hermana Isabel que en realidad es la casa de Marta y Sancho, su Gato. Dormí como un bebé y la casa era muy hermosa.
En la mañana preparamos un desauyno en el jardín para prefestejar el cumpleaños de Vicky.
Con Isabel también tomamos unos premates y hablamos, yo con mis pies en el pasto.
Hubo croissants y jugos también.

Despúes fuimos a revolver ropa en el sótano de su casa de verdad. Encontré un montón de ropas lindas! Virginia también, pero lamentaba por sus 10 kilos.
El tour que hicimos también incluia un shopping medio tristón, más ropas, una degustación y una visita al hospital. Ya que estamos. Pero lo último fué con la Sara. Que por más que le dolía mucho la pansa, decia cosas sábias, ciertas y concretas. Cómo; por más que el edificio es redondo y tiene colores, sigue siendo un hospital y que un hospital nunca puede ser muy agradable.

A la noche fué el festejó de verdad. Que ahora que lo pienso no les conté la de mi papá ayer. Que también fué muy lindísimo. Con todos los uruguayos y los 5 minutos de Roberto. (Suena cómo una programa de televisión.) Que show! Creo que después de un par de botellas de vino, hacia cómo fácil 30 grados en la cocina. Hasta hubo un ventiladorcito. Ah, y se rompió la heladera!
Igual fué un éxito. Virginia se sentía muy en casa creo. También porque ella es una de esas personas que no tiene ningún problema con nada y habla con tuti el mundi! Eso está buenísimo!
La de hoy era cómo ayer, pero hoy hablábamos en sueco. Vicky estaba contenta y muy linda.
Comimos sushi y vino Samina también. Las cervezas estaban heladas y la música buena. La torta wow de nuevo y a Sara ya no le dolía más la pansa. Virginia puso cumbia y bailiamos. La mami también!