Wednesday, 19 October 2011

Devolución de camera

Me olvidé de mencionar los gatos.
Porque obviamente hay por lo menos tres gatos, y un perro. O dos.
En la casa de cuentos.

Creo que tengo que cambiar la dirección de la cama. De nuevo.
Me despierto a las seis por el sol, porque no me gusta bajar persianas y mi cortina de tela se cayó.
Igual como voy a tener visita por dos semanas, por ahí habría que cambiar las cosas un poquito.
Más espacio en mi caja de zapatos.
Viene la Samina y va a ser muy lindo tenerla aqui conmigo un rato.
Lo siento en la panza. Esos nervios de recibir visitas internacionales.

Ayer fuimos, Rauni y yo, a pedir carne para hacer un asado para 60 personas en little chicago.
Pedir kilos de carne es una nueva experiencia y trato de hacerme la que sabe.
Pero el carnicero se da cuenta de la verdad y nos auyda.

En la oficina en el centro se nubló un poco. Hay otro aire allí.
Un poquito más pesado. Por años de humo y demasiado responsabilidades.
Es un edificio pesado y hay que saberla llevar.
Después se nubló aún más y mi clase de sueco fué en un café un poquito a oscuras y con música romántica muy fuerte.
Gritamos palabras en sueco. Como disparos sobre una mesa.

Se larga la lluvia y es lindo.
Tomo un 64 con malas vibras, pero pasamos por un once que nunca lo había visto.
Once en lluvia es otra experiencia.
Los juegetes plásticos y chinos se mojan sobre la vereda y la gente se trata de esconderse abajo techitos infinitos. Cambiaron de lugar.
Yo disfruto desde el asiento de atrás donde puedo poner las patas así.

Hay pastas deliciosas y muy aduecado para la noche lluviosa.
Llego a ver el chino con pelo colorado y que hay algo lindo en escuchar otro pronunciaciónes, defeniciones y otro color.

Que miércoles tenga muchos pájaros

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