Ella

Hoy les quiero contar de mi amiga Anita, o Anie, como también se llama para mi.
Ana nunca. Solo cuando es serio.
Ella trabaja en el restaurant sueco, y allí es donde la conocí.
Pero en realidad ella es actriz. Y el otro día también me dí cuenta que canta.
Pero de verdad. Con su gitarra hace palabras convertise en algo mágico y vuelan sobre las terazzas y techos de su barrio y llegan a otros.
El otro día lo compartió conmigo y el calor llegó hasta los puntitos de los dedos.
Un otro día me dió para leer. Un cuento. De el que yo también conosco.
Y que es hermoso leer lo que haya escrito una persona que conoscas.
Es ver un otro lado del río.

Voy a confesar que al principio ella no me cayó tan bién.
Me pareció bruta para alguien tan terrible sensible como yo.
Después la conocí.
Ella es fuerte, pero frágil igual, abajo camisa blanca y delantal negro.
Es honestamente. No te miente y dice lo que piensa.
De eso he prendido y crecido un poquito.
Sonrie para los que lo merecen.
Es rubia par mi. Con el pelo más rubio aún en las puntas.
Es rockera femenina. Y aveces me hace acordar a mi hermana. Es raro, pero lindo.

Vive en una casa hermosa y antigua.
Que en días de sol y noches de lluvia es igual de linda. Y que suerte eso.
Su cuarto es un poquito de sueños para mi.
Por el placard antiguo lleno de ropas que me gusta, por esa alfombra y el cuadro de acuarela que creo que pintó alguien de su familia.
Y el baño es de película. Negra. No es tan común, baños negros.
Hay una escalera que te lleva a una teraza con coleres y una cocina de cuentos.
Toda la casa en realidad es de cuentos. Es un oásis en la ciudad.
Rodeado por torres palermitos y edificios modernos.

Un día ella va hacer algo grandioso.
Algo que nos quite la respiración por unos segundos.
Nos va hace reír y llorar, por lo que sea que va a salir de ella.

Es la mágia y se llama Ana.