Y la tormenta?

El día fué verano hasta vaciar la mesa con palabras en sueco.
Maurizio tiene ojos de color chocolate, pero en todo lo demás es un vikingo perdido en un latinoamerica.
Jorge cuida bolsos y nos acompañamos una cuadra que está en vientos y un poco fresco.
Mi nueva esquina de juntarme con gente que vinieron hace poco en aviones es la cuadra de la promesa. De que va a ser lindo.
Allí está el verdadero vikingo que en realidad parece más sudaka.
Por ahí tendría que cambiar puesto y lugar con Maurizio.
Yo había prometido tour de la ciudad.
Tomamos pasos rápidos y yo no se como hace prendiendo pucho trás pucho.
El viento nos lleva un poquito en un contra a favór.
Hay avenida de mayo, congreso, un callao y un volver a san telmo.
Ahí terminan las calles y nos lleva a mesa y silla y esta vez clase de castellano.
El es tan chiquito y te da ganas de proteger y que no le pase nada. Ni siquiera 20.
Así de chiquita era yo también cuando vine esos años atrás.
Pero ahora que hicimos el test de clarín, se que es fuerte y que no le va a pasar nada.
Hay demasiados taxis porque llevé poco abrigo y las piernas no me quieren llevar.
En la parillita hay lalis, la colombiana más linda.
Me cuenta de sus aventuras en los aroyos del Tigre.
De los botes, las olas, el muelle, el libro y de risas.
Yo escucho con calor y pienso en suertes.
Después cuento yo de ciudad vacía y de sonrisas que se te pegan si saberlo.
Y así se hizo la hora tarde y vuelvo en un taxi que escucha una radio deprimente y de golpe siento que puedo entender mucha cosas.
A mi mimsa todavía no resuelto, que suerte igual.

Y buenas noches