Monday, 12 December 2011

el perro

Agarró esas frutas que trajó Samina y que se secaron en el sol de mi ventana y las huelo.
Por cada día que pasa, huelan más rico.

Habían dicho que iba a llover toda la semana.
Parece que el cielo se cambió de idea.
Aunque nos dejó el aire más fresco.
Capaz que es un poquito a propósito.
Cómo el respiro profundo después del kaos.

Es raro, ver la iglesia primero vacío y después tan llena de gente.
Y que rápido que termine todo.
Pienso en las lagrimas de Rauni en los lussekatter y kanelbullar que rápidamente desaperece.
Creo que un poquito desaparecí yo también entre mil preguntas, más café, más agua para té. Falta papel higienico, cuando sale la revista, acordáte de avisar a Sven de esto y lo otro. Oh no, gotea agua, oh no, cáe agua arriba del colchón, puteadas y sierto, las diés firmas! Acordáte Karin. Por favór.

Quiero sentir arena abajo los pies desnudos y caminar mucho.
Hasta por ahí, meterme al agua.
Que sòple mucho viento. Casí demasiado.
Visitar esa casa de té y que esté cerrado, como siempre, para seguir el costumbre.
Quiero sentir un poco de frió y ponerme buzo.
Como tiene que ser en las ciudades de mar.
Talvéz tirarse en la cama del hotel y ver tele, hasta quedarse dormida.
Y con suerte, comer esas pastas en ese restaurante que tan bien me cáe.

Antes que eso hay entrega de diploma de foto. Si. Se finí.
Esta eso de ir a la residencia sueca para ver el mismo show. No sé.
Me tienta porque queda tan cerca la vietnamita. Es una buena excusa.

Lo que es muy lindo es que ahora soy dueña de libros 70 osos con recetas para hacer panes suecos, que no se si los voy hacer, pero solo el hecho de tenerlos es un privilegio.

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