Un día cada cinco es lindo despertarse y ver nubes en vez de sol.
Que nos trató tan bien estos días.
Sus pájaros igual están allí, que yo los escucho cantar.
Veo milliones de cables colgando y me preguntó de quíen me estará colgando yo.
Otra vez robando internet de algún vecino.
Que dure un rato más.
Mis plantas revivieron. Un milagro en rosa y lavanda.
Otra vez hubo cambio de muebles de sus lugares.
Ahora hay escritorio adelante ventana y faltaría agregar una silla a su altura.
Hay pilas de papeles y libros que aún no encuentran su lugar.
Yo si. En la cama, con café que es un poquito fuerte y raspa hermosamente la garganta.
Están terminando las vacaciones que tuvimos casí todos.
Yo trabajé, pero casí priviligamente. Aunque ayer sentí que ya no quería más.
En la hora justa cayó Lala con su nueva vieja bicicleta y tomamos café lujosa en el patio, dónde se escucha un poquito los autos de la autopista y la tele de Enriqueta.
Después esperaba Agustín en aquel esquina que ahora es casí LA esquina de los encuentros. Vimos una obra en el teatro de las catalinas. Muy Muy bien bien. Salí con ganas de más y creo que Ramón también. Estaba Inéz y Martín y un montón de otras personas más. Entre chorizos y tortas de manzanas, cervezas y un hola de dónde te conosco se armó baile en la calle porque una actríz cumplía años.
Estaba Julia que también actua y cayó la vecina venezolana tambíen.
Bailaban junto con los bombos. Con panza llena volvía a mi casa por galdos que es una calle muy linda, con o sin luna llena.
Y que por fin abrió ese restaurante que yo sentí que seguramente iba a estar buenísiam una vez que abrian sus cortinas pesadas. Boca a Boca, o algo así.
Las mesas estaban llenas de personas y copas y había gente bailando tango. La música salía a la calle, vereda y llegó hasta mi.
Que bueno la boca che.
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