En la parada de los colectivos en Necochea y Aristobulo casí siempre hay gente que se cruzan y que se conocén.
Se saludan y preguntan como está el otro.
Después cada uno toma su colectivo. O el mismo.
Es lindo. Que eso pasa en una ciudad inmenso como esta.
Porque es como chiquito en el mismo tiempo.
Esa esquina está media rota.
La vereda y su pared de ladrillo y con algún cartel o afiche siempre. Con publicidad.
Casí siempre de libros.
Esta el almacén, el chico que prepara la venta de fruta y de verduras.
La casa de chapa en frente, la panadería en la esquina de la coperativa y la mujer que vende diaros y revistas y tiene ese perro tan simpático.
Es nuestro lugar de partida.
Es dónde arancamos nuestras mañanas y que hoy iba a ser un día caluroso.
Es mucho bandcamp y los pasos van un poquito más lento que otros días.
Nos miramos más en los ojos y entendemos.
Ella esta por subir y yo por bajar.
A mi ya me toco la parte dificil. O eso es lo que quiero creer.
Sigo buscando ese lugar dónde proyectar ese siguete proyecto.
Es como que está, pero sin estar.
Vuelvo tardísimo a mi casa. Todos días.
Es un ritmo de levantarse y estar levantada muchísimo.
Pero y como lo vale. Aparte es el lujo después al llegar a casa y de sentarse alto en el escritorio, abrir la ventana, sacarse remera y ver el cielo.
Son niños tranquilos y son dueños de muchas cosas.
Es un sillon comodísimo, vista de esa particular de Buenos Aires, que pienso es la respuesta de todas mis dudas.
Miro y suspiro tranquilo.
Es comida de lujo y luces que dan calor.
Los adultos también. Por más que son 5 estrellas y pienso que ellos no saben lo que hay del otro lado de todo eso. Pero que yo si y tengo que aprovechar de eso.
Pero los que piden mi documento y el taxi si.
Ellos lo ven en mis ojos y yo en los suyos.
El taxista que me toca parece venir de otro país dónde se habla un idioma que yo no sepa, porque casí ni lo entiendo.
Habla todo rápido y interpreto algo de que vive en Ezeiza, una pileta y que tienes que tener aire acondicionado para poder levantar gente de hoteles.
Es el antártida allí adentro. Yo que recién salí de un casi suecia.
Creo que es el típico taxista, pero el macanudo.
De mi sale claaaaro, y si, si, y si.
Con eso se conforma parece.
Con Grace tomamos el café distinto hoy que otros días.
Talvez por su blusa lila.
Y Clelia siempre me llena de cumplidos.
Es un levante de autoestima saludarla.
Creo que ahora llegó la hora del tereré y que hoy creo que saco fotos.
Son demasiados días ya.
Y que venga esa lluvia. Así limpiamos consiensias, culpas, manchas y flechas.
Pero mientras sacamos jugo de.
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