Después del feriado

El cielo es intenso azul y te da ganas de darle vuelta y meterte.
Tengo una pared blanca y un poco sucia que da sombras perfectas y puedes jugar con ellos.
No es nada poca cosa.

Por mis mañanas hay olor a madera quemada.
Que eso siempre me lleva al mar en invierno.
No sé que hacen los de a lado, pero me hacen bien.

Ayer hablé con Madre e Padre y la Johanna.
A mi mamá le hize reir un poco.
Con las cosas bizarras que pasan en la iglesia.

Y que me caé muy bien Daniel. Es buen tipo.
Y creo que le gusta como se esta transformandose la casa.
Tomamos mate y yo había hecho budín de canela que me salió un poco seca.
Pero bueno.
Creo que capturó la idea.
De todo.
De como va a ser la casa dentro de un tiempito.
De las cosas que van a salir de ese horno.
De mi.

Hasta me dió el permiso para adoptar un perro.

Después, el cielo se puso rosa, pero no hacía tanto frío.
Tomé el tren que nunca tomé y que me pareció chiquita comparado con otros trenes en mi vida.
Es lindo ir por otra vía.

Varear y conocer.

Son otras las calles, las caras y esos arboles.
Bajarse y sentir que viajaste a un otro lugar, casí lejano.
No reconocer nada.
Y de que habría que hacer esto más. A otros lados desconocidos.

La casa es linda y las personas adentro también.
Aunque parecen un poco de otro lugar.
Y no se si es la tierra.

Comida caliente y picante.
Entramos en calor de esa manera.

Creo que fué el feriado más corto.
Y de esos más relajados. Capaz porque eras un miércoles.
Y hoy no sé si es jueves.

Pero estás lindo.