Wind

Es la batalla entre el invierno y la primavera.
Frío y el calor.
Entonces es viento.
Y es fuerte. Fuertísimo.

Sus pelos, camperas y corbatas vuelan por las veredas de Buenos Aires.
Y no saben dónde agarrarse.
En qué y quién confiar.

No soltar.

Mientras.
Hago pastas con dos salsas.
Uso los hongos de pino que me dió mi tía.
Mucha crema.
Las lagrimas de cebolla también están adentro de esa hoya.
Eso puede que sea el amor.
Y que es posible que más que eso, no puedo dar.
Y que talvéz, esa es mi mejor forma de mostrarme.

Expresarse en un budín de chocolate.
Un café con leche con mucha espuma.

Y que es lindo y placentero (por no decir egoista) llenar las pansas y los paladares.
Que todo fluye y que no hay que cuidarse.
De decir esto y lo otro.

Es el postre.
Y acompañar personas y perros.
Querer espantar a otro, pero en ese estado no lo logramos.
Si reirse. Mucho.

El que si logré a espantar, fué el gato que quiso entrar por la ventanita de mi puerta.
Creo que llegó la hora de llenar ese agujero.

Y que si quieres te puedes agarrar de mi.