Friday, 23 November 2012

Dónde estaba yo el 23 de noviembre el año pasado


Wednesday, November 23, 2011

Et Pourtant 


Es temprano antes que sea de noche.
Mientras que yo sueño con comer Tacos, hay alguién que realmente lo está haciendo.
Yo siento el aroma en la escalera del palier de mi edificio desastrozamente fea.
Es bueno y importante que existan todos ellos que hacen.
Como los peruanos, colombianos, rusos y bolivianos.
Creo que estoy encontrando mi casa. O la casa de verano. El quincho. Por lo menos es algo.
De otoños y inviernos no sabemos nada y quedan lejos de aquí. Todavía.
Y de que tiene que pasar muchas cosas en el medio.
Hay que comer muchos helados, meterse en muchos pelopinchos, traspirar muchos vestidos y prender muchos ventiladores.
Todo eso hay que hacer.

Los días últimos son agitados en una calma antes que la tormenta.
Me pongo la malla, el gorro y las antiparras y respiro profundo.
De golpe no estoy. Disponible. Llego lejos.
En la iglesia se puede respirar también y hoy estuvo lindo.
Todos haciendo lo suyo y nos comunicamos con miradas sin palabras.
Cómo si fuese la fábrica de papá noél, con todos los adornos navideños y el arbol.
Ahí dentro la palabra no es rara y es un mundo aparte.
Creo que si llega a ver una guerra, no nos enteramos. Por bien y mal.

 Salgo más tarde de lo común y es la hora perfecta para comer un helado.
Me siento en un escalón sobre Necochea y como de Brunna.
Justo y preciso.
Más fácil imposible.
Y que linda que es la gente a la hora esa.
Sigo en olas y por más que cada vena me dice cansada quiero seguir un rato más.
Siempre vuelvo con demasiado bolsas y mis brazos no alcanzan.

Ayer Cornelia cocinó y nos invitó a la casa de agus. pastas y salsa rica.
Con su nuevo tatuaje.
Hablamos de secretos y de otros años.
Ella insiste con hablar de josé y su ex novia.
Todo por Adrian.

Sacamos helado y los secretos quedan un poquito atrás.
En mi cama están los regalos de navidad para suecia.
Que el domingo va a estar arriba un mar profundo.

También quería escribir de mi amiga colombiana.
Que en realidad ya había escrito de ella y de galletitas partidas por el medio.
Pero se borró.
Era de sus lagrimas que llenaban los pasillos vacios de la escuela.
Y que algunas galletitas vienen así, rotas en el medio, desde la fábrica lejana.
Y que a las personas también le puede llegar a pasar eso, aunque no sea desde la fábrica.
No voy a poder revivir ese mismo texto.

Y que también pueda que terminó chegringo.
Porque el blogspot no me deja subir más fotos.
Y yo no soy yo sin los fotos.
O mejor, chegringo no es chegringo sin sus fotos.
Por ahí es la hora de cerrar capítulos y escribir otras.
Cambiar de ropa, corte de pelo y nombre.

Yo les aviso igual.

Duerman!

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