Por las tardes se nubla.
El cielo no se encuentra tán azul como estaba por la mañana.
Así como la personas también calculo.
A las cinco nos agarró un poco de sueño y ganas de tomar el tercer café del día.
Como el cielo.
A mi me agarró ganas de dulce y compro caramelos que el pone en una bolsa de papel.
Paso las 24 horas con frío y creo que mi termómetro interno debe fallar porque tanto frío no hace, che.
Es que estos días es más lindo el afuera, que el adentro.
Hay que abrir para dejar que el calor entre.
En todos sentidos.
Lala ordena sus tres años y decide que se lleva y que deja.
Que va, que no va.
Que es y que ya no.
Creo que entre sus valijas y mochilas, yo también lo estoy haciendo.
En el mismo tiempo, Sonja pasa de nuevo por casa y cumple años.
Yo me traslado a la otra punta de la ciudad a un departamento que podía ser Paris.
Es hermoso ahí dentro.
Es la música, los cuadros y todos los objetos en realidad.
Todo quieres tomarte 1oo años para mirar.
Es protección también.
Estar en la otra punta, estar en Paris.
Y ellas.
Que son mis chicas.
No de infancia o adolecensia.
Es en esto, ahora.
En donde nos encontramos ahora.
Y que constantemente nos encontramos.
Nos sacamos fotos y es lindo que cosas quedan grabados.
Aunque sea por un rato. Y que igual lo llevamos adentro.
Porque un día tálvez va a ser el día que hay que volver a Colombia o donde fuese y no te puedes llevar todo.
Porque el limite es 23 kilos.
No es nada.
Y es todo.
También son días de estar en Suecia.
Para acompañar a hermanas y madres esta primavera que viene un poco dificil en los látidos nórdicos.
Tálvez yo podría agregar un poco de calor.
Ese calor que me da Paris en Palermo, los viajes en tren, los abrazos y las lágrimas.
Es todo calor y humano.
Y yo siento que vivo.
Anita me manda mail.
Y me hace acordar de otras cosas.
De antes.
El cielo no se encuentra tán azul como estaba por la mañana.
Así como la personas también calculo.
A las cinco nos agarró un poco de sueño y ganas de tomar el tercer café del día.
Como el cielo.
A mi me agarró ganas de dulce y compro caramelos que el pone en una bolsa de papel.
Paso las 24 horas con frío y creo que mi termómetro interno debe fallar porque tanto frío no hace, che.
Es que estos días es más lindo el afuera, que el adentro.
Hay que abrir para dejar que el calor entre.
En todos sentidos.
Lala ordena sus tres años y decide que se lleva y que deja.
Que va, que no va.
Que es y que ya no.
Creo que entre sus valijas y mochilas, yo también lo estoy haciendo.
En el mismo tiempo, Sonja pasa de nuevo por casa y cumple años.
Yo me traslado a la otra punta de la ciudad a un departamento que podía ser Paris.
Es hermoso ahí dentro.
Es la música, los cuadros y todos los objetos en realidad.
Todo quieres tomarte 1oo años para mirar.
Es protección también.
Estar en la otra punta, estar en Paris.
Y ellas.
Que son mis chicas.
No de infancia o adolecensia.
Es en esto, ahora.
En donde nos encontramos ahora.
Y que constantemente nos encontramos.
Nos sacamos fotos y es lindo que cosas quedan grabados.
Aunque sea por un rato. Y que igual lo llevamos adentro.
Porque un día tálvez va a ser el día que hay que volver a Colombia o donde fuese y no te puedes llevar todo.
Porque el limite es 23 kilos.
No es nada.
Y es todo.
También son días de estar en Suecia.
Para acompañar a hermanas y madres esta primavera que viene un poco dificil en los látidos nórdicos.
Tálvez yo podría agregar un poco de calor.
Ese calor que me da Paris en Palermo, los viajes en tren, los abrazos y las lágrimas.
Es todo calor y humano.
Y yo siento que vivo.
Anita me manda mail.
Y me hace acordar de otras cosas.
De antes.
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