No tener miedo por más que la bajada de Bolivar viene rápido.
Y te agarra.
Te toca cada parte
Confío en esos hombros fuertes que escucha The Smiths.
Tál vez es justo eso que me hace soltar.
Nada malo puede pasar ahora.
Es viernes y estamos todos agotados.
Cada un por su lado, parte y razón.
Pero compartimos living, sofá y cerveza fría.
Escucho, pero me sale poco.
La fábrica de frases está trabajando duro e intensivamente.
Para que salgan las cosas después.
Lo que había pasado ese otro día.
Después y justo tocó unos días de no tener relojes.
Lo único que marca el tiempo, el sol y Kubrick.
Que lujo que uno puede vivir así.
Y que te prestan una bicicleta para llegar rápido a la reserva y andar, andar y andar.
Para después tirarte en un pasto.
El libro y dormir la siesta con el sol en la cara.
El mate. Que no es mucho.
Pero es todo.
No sé si uno puede pedir más cosas.
De uno.
De los otros.
Del más allá.
O la de acá.
Después está Agustin y que se puede hablar de las cosas.
Serias, y nada serias.
Su nueva camioneta y de su chica.
Se trata más de eso en realidad.
Y se sabe, sin decir demasiado.
Kilos de helados en poco días.
Kitchen de nuevo.
Pintar uñas y volver a tener un living.
Pasar un día de la madre sin madre.
Pero observando otras madres.
Y sentir mucho truchidad en eso.
Igual, todos los somos un poquito.
Es como la miel.
Y te agarra.
Te toca cada parte
Confío en esos hombros fuertes que escucha The Smiths.
Tál vez es justo eso que me hace soltar.
Nada malo puede pasar ahora.
Es viernes y estamos todos agotados.
Cada un por su lado, parte y razón.
Pero compartimos living, sofá y cerveza fría.
Escucho, pero me sale poco.
La fábrica de frases está trabajando duro e intensivamente.
Para que salgan las cosas después.
Lo que había pasado ese otro día.
Después y justo tocó unos días de no tener relojes.
Lo único que marca el tiempo, el sol y Kubrick.
Que lujo que uno puede vivir así.
Y que te prestan una bicicleta para llegar rápido a la reserva y andar, andar y andar.
Para después tirarte en un pasto.
El libro y dormir la siesta con el sol en la cara.
El mate. Que no es mucho.
Pero es todo.
No sé si uno puede pedir más cosas.
De uno.
De los otros.
Del más allá.
O la de acá.
Después está Agustin y que se puede hablar de las cosas.
Serias, y nada serias.
Su nueva camioneta y de su chica.
Se trata más de eso en realidad.
Y se sabe, sin decir demasiado.
Kilos de helados en poco días.
Kitchen de nuevo.
Pintar uñas y volver a tener un living.
Pasar un día de la madre sin madre.
Pero observando otras madres.
Y sentir mucho truchidad en eso.
Igual, todos los somos un poquito.
Es como la miel.
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