Ebba canta de los pájaros sin darse cuenta que es ella el pájaro.
Pero no como las de sus canciones que son tristes y algunos se mueren.
No, ella es un pájaro sureña del norte.
Que voló más hacia el sur.
Y trajo ese calor que todos dudan y cuestionan .
Hasta que te dejan hablar y allí es donde está su voz y sus canciones que te transportan.
Te desvían y te hacen volar con ella.
Ese punto de encuentro es uno de los lugares más lindos en septiembre.
Volví a encontrarme con la bicicleta y la reserva.
La costanera sur y su, el río.
Me dijeron; hola, que lindo verte de nuevo.
Yo conteste con gotas de calor y pies desnudos en el pasto.
Si, estamos bien.
Y un día antes de la primavera, volví a indisponerme.
Iba a resultar en un día de golpear puertas de heladeras, de comer torta de frutillas y con una temperatura de 25,4 grados afuera.
Era el día que Eirin iba a tener una cita que iba a terminar bien.
Era el día que iba a dormir una siesta de esas buenísimas.
El día que me indispuse y lo quería contar a todo el mundo.
Pero no como las de sus canciones que son tristes y algunos se mueren.
No, ella es un pájaro sureña del norte.
Que voló más hacia el sur.
Y trajo ese calor que todos dudan y cuestionan .
Hasta que te dejan hablar y allí es donde está su voz y sus canciones que te transportan.
Te desvían y te hacen volar con ella.
Ese punto de encuentro es uno de los lugares más lindos en septiembre.
Volví a encontrarme con la bicicleta y la reserva.
La costanera sur y su, el río.
Me dijeron; hola, que lindo verte de nuevo.
Yo conteste con gotas de calor y pies desnudos en el pasto.
Si, estamos bien.
Y un día antes de la primavera, volví a indisponerme.
Iba a resultar en un día de golpear puertas de heladeras, de comer torta de frutillas y con una temperatura de 25,4 grados afuera.
Era el día que Eirin iba a tener una cita que iba a terminar bien.
Era el día que iba a dormir una siesta de esas buenísimas.
El día que me indispuse y lo quería contar a todo el mundo.
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