Después me arrepiento de todo.
Antes que pase, me arrepiento.
Apenas el dedo sobre el superficie y me arrepiento.
Adentro hace frío en esa casona que es la casa de todas nosotras.
Las sin cocina, las que se sacan los zapatos y las pochocleras, pero como en hacer y comer y no tanto mirar.
El aire de afuera me abriga.
Nos saludamos sorpresivamente.
No me había reconocido entre la oscuridad y mi ropa negra.
Vicky me espera sentada en el escalón del edificio.
Y me va a contar que le trae recuerdos de sus vacaciones en Italia.
Que La Boca es aparte.
Escuchamos los chicos que juegan fútbol hasta que sea demasiado tarde en ese pasto que ojalá siempre sea pasto.
Los perros y sus dueños.
Los de los motos.
Los que corren.
Los pájaros y los grillos.
Y ella me cuenta en gotitas lo que hay adentro de su mundo.
Como fue desde su lado y como vió las cosas pasar.
Como ella lo tomó y en que lugar después quedó.
Todo eso que nos pasó a todos.
A cada una distinto.
Hace una semana estoy en este nuevo lugar.
Me asombro, suspiro, pienso y toco.
Todavía no caigo.
Es casa, pero todavía no huele a casa.
Huele a nuevo, pintura fresca y piso blanco.
Huele a una semana y un día.
De a poquito me aceptará como su nueva inquilina.
La de demasiado cositas.
La de poner clavos por todas partes y algunos no tan proligitos.
La de hacer todo mas o menos.
La que va a cambiar los muebles de lugar muchas veces.
La que nunca se va a decidir.
Antes que pase, me arrepiento.
Apenas el dedo sobre el superficie y me arrepiento.
Adentro hace frío en esa casona que es la casa de todas nosotras.
Las sin cocina, las que se sacan los zapatos y las pochocleras, pero como en hacer y comer y no tanto mirar.
El aire de afuera me abriga.
Nos saludamos sorpresivamente.
No me había reconocido entre la oscuridad y mi ropa negra.
Vicky me espera sentada en el escalón del edificio.
Y me va a contar que le trae recuerdos de sus vacaciones en Italia.
Que La Boca es aparte.
Escuchamos los chicos que juegan fútbol hasta que sea demasiado tarde en ese pasto que ojalá siempre sea pasto.
Los perros y sus dueños.
Los de los motos.
Los que corren.
Los pájaros y los grillos.
Y ella me cuenta en gotitas lo que hay adentro de su mundo.
Como fue desde su lado y como vió las cosas pasar.
Como ella lo tomó y en que lugar después quedó.
Todo eso que nos pasó a todos.
A cada una distinto.
Hace una semana estoy en este nuevo lugar.
Me asombro, suspiro, pienso y toco.
Todavía no caigo.
Es casa, pero todavía no huele a casa.
Huele a nuevo, pintura fresca y piso blanco.
Huele a una semana y un día.
De a poquito me aceptará como su nueva inquilina.
La de demasiado cositas.
La de poner clavos por todas partes y algunos no tan proligitos.
La de hacer todo mas o menos.
La que va a cambiar los muebles de lugar muchas veces.
La que nunca se va a decidir.
No comments:
Post a Comment