Sunday, 10 May 2015

Milanesa con remolacha

De mañana es Marta Gomez.
De noche, Al Green.
Nunca se van a conocer.
Sus mundos nunca se van a cruzar.
Así se llevan perfectamente bien.

Ayer, Graciela llegó a conocer un poco más mi mundo.
Pasó a buscarme a mi y a Kubrick por el trabajo.
Se animó a pasar por Russia para llegar a Suecia.
Creo que le gustó el viaje.
La llevé por Martín Rodrigues que es un poco Italia.
Olavarría que es Olavarría, hasta llegar al agua.

Subimos dos pisos por ese ascensor que es el menos ascensor que conosco.
El que te lleva sin darte cuenta.
Allí corrían los chicos en círculos alrededor las milanesas, las remolachas y la copa de vino.
Después caminamos por caminito y eramos dos turistas más.
Y antes que se puso demasiado fresco, nos sentamos en la vereda que todavía tenían el calor del sol.
Ella me contó de las cartas de amor y de esa fecha.
De animarse a tirarse en el mar y saber que talvez va a ser fresco y puede doler.
Pero que lo vale.

En la parada del veintinueve le dije donde tenía que estar atenti para ver si encontraba esa cantina de su recuerdo.
En algún lugar sobre Necochea tenía que estar.
Es allí dónde nuestros mundos se cruzan.



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